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3396. Carmen Fernández, la heroína madrileña

Carmen Fernández  - Foto de Vidal Corella


Carmen Fernández, la heroína madrileña, que ha ganado el grado de teniente combatiendo, y a la que, una de las veces que fue herida, hubo que amputarle una pierna.


Una mujer con uniforme militar

Calle abajo va una muchacha con su traje militar. Llama la atención no sólo porque en su uniforme lleve las insignias de teniente. Llama la atención, dolorosamente, porque le falta la pierna derecha. Anda difícilmente, entre las muletas y auxiliada por una muchacha robusta, que ciñe sobre su brazo la cruz roja. 

—Es una heroína. ¡Brava mujer! Su acción es un episodio hermoso de esta guerra— dice el amigo que me acompaña. 

Para el reportero, una noticia así es de tan suma importancia, que no cesa hasta verse frente a la heroína, dispuesto a obtener la información precisa para hilvanar el reportaje.

Y heme aquí frente a esta muchacha madrileña, dispuesto a no perder detalle de su vida en los frentes de guerra.


Del taller al puesto de enfermera. La primera lucha en los frentes

Carmen Fernández trabajaba en una fábrica de papel de Madrid. Ella y su hermana Consuelo sostenían su casa, ya que sólo ellas tenían trabajo. Pero ello no bastaba. El jornal de la fábrica apenas servía para cubrir las más apremiantes necesidades. Y Carmen Fernández y su hermana Consuelo, después de salir de la fábrica, cosían en sus casas ropa para los sastres: eran pantaloneras. 

El movimiento militar sorprendió a las dos hermanas en casa. Sabían, por reuniones del partido, que se preparaba una rebelión. Por eso, en los primeros momentos en que brotó el chispazo de la contienda Carmen y Consuelo dejaron su hogar para contribuir, en lo que ellas fueran útiles, a la lucha contra los rebelados. Y se incorporaron, como enfermeras, a las fuerzas de Mangada. 

Ya desatada la guerra, las dos muchachas tomaron parte activa en diferentes frentes de lucha. En el de Toledo, Carmen recibió un balazo en el brazo izquierdo. Otra vez fue herida por la metralla en el cuello. Ingresó en el hospital. Pero la estancia allí se hacía larga, y Carmen salió del hospital sin completar la cura, y volvió otra vez al frente. 

En Las Rozas, primero, y en Guadarrama, después, Carmen actuó como responsable del almacén de víveres, subiendo a los parapetos la comida para los muchachos y alternando esta labor con sus servicios de enfermera.

En Tablada y Collado Mediano intervino activamente en la instrucción y organizado de batallones. Recibió el grado de brigada en Peguerinos. Ya había sido ascendida a cabo en Guadarrama. En Cercedilla prosiguió su labor en la organización de fuerzas, y lavaba la ropa de los soldados en las horas de que disponía para el descanso. 


La gesta heroica

Se había enrolado en el Batallón de Acero, y con él entró en fuego en Gargantilla, durante un combate durísimo. Allí se reveló ya su heroísmo. 

Pero donde escribió la página más gloriosa de su actuación fue en Cabeza de Híjar, la posición más alta de la Sierra. 

Carmen Fernández estaba dada de baja, por encontrarse un poco enferma, cuando comenzó el terrible combate. Pero la valiente muchacha acudió inmediatamente junto a sus compañeros y combatió entre ellos. Horas y horas de lucha. Carmen, tomó parte en una descubierta, acompañando a un teniente, un sargento y cuatro soldados. Fue fructífera la acción. Se apoderan de cuatro ametralladoras y de cinco cañones. 

Pero de vuelta a la posición, con la alegría del triunfo, Carmen fué alcanzada por un obús, que estalló a su lado, y cuya metralla le destrozó una pierna. 

Quedó allí tendida, desangrándose. No se le podía recoger porque los facciosos hacían un fuego infernal cuando un soldado intentaba llegar hasta la herida. Pero uno se jugó la vida, y logró recoger a Carmen y llevarla hasta la posición leal. Se vio la gravedad de la herida, y Carmen fue trasladada a Santa María de la Alameda. De allí, en una ambulancia, al Hospital de Sangre. Los médicos se esforzaron en salvarle la pierna. Pero a los cuatro días no hubo más remedio que amputársela. 

Carmen convaleció en Madrid. Pero los ataques de la aviación facciosa destruían hogares, clínicas, hospitales... Y un día, con otros heridos, fué evacuada hacia Alicante, con las insignias de teniente en la bocamanga. 


La lucha en Toledo y el combate de Tablada

Nuestra heroína recuerda fechas de emoción en su magnífica historia guerrera: aquella lucha en Toledo contra el cuartel de la Guardia Civil, durante la cual ella entró en fuego por primera vez. El combate de Tablada, en el que la aviación bombardeó el Sanatorio estando ella curando a unos heridos, hecho que fue el que más impresión causó en el ánimo de la muchacha. 

Todos ellos, y muchos más que relata, emocionantes y gloriosos. Pero ninguno como aquel en que la muchacha madrileña tiñó con su sangre la nieve del Guadarrama.


Vicente Vidal Corella
Crónica, 9 de mayo de 1937








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