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3400. Los estudiantes fascistas pretenden asaltar violentamente la Universidad y uno de ellos dispara varios tiros

Universidad Central de Madrid. Foto:  Cifuentes


Cerca del mediodía se registraron en la Universidad Central algunos incidentes violentos, a con secuencia de los cuales resultaron varias personas heridas, una de ellas de bastante gravedad.

Los hechos tuvieron por origen la tirantez de relaciones existentes hace ya bastante tiempo entre los elementos  escolares fascistas y el resto de los estudiantes. 

Según parece, los estudiantes de la derecha pensaban asaltar la Universidad y hacerse fuertes en ella, para lo que se dirigieron hasta el edificio de la calle de San Bernardo. Esto dio lugar a que los demás estudiantes se opusieran.

Cuando unos y otros habían llegado a las manos, un joven estudiante llamado Fernando González, de veinte años, natural de Alcalá de Henares y domiciliado en la avenida de Pablo Iglesias, número 17, piso quinto, centro, recibió un fuerte golpe en la cabeza, producido, al parecer, con un instrumento de hierro. Fernando sacó entonces una pistola e hizo un disparo que produjo enorme confusión. Unos y otros corrieron desde el pasillo donde está situada la Secretaría, que es donde se había desarrollado la anterior escena, hasta la salida; pero una vez frente a la escalera, y cuando Fernando iba a ser alcanzado por unos cuantos estudiantes que lo perseguían de cerca, hizo otros dos disparos, cuyos impactos pueden apreciarse en la pared de dicha escalera. 

A consecuencia de estos disparos cayó al suelo uno de los estudiantes, sobre el que Fernando disparó de nuevo la pistola por tres veces hasta agotar las cápsulas, recibiendo entonces otro golpe en la cabeza, que le hizo caer al suelo conmocionado. 

El rector, en vista de estos sucesos, ordenó suspender las clases, y entre varias personas trasladaron a los heridos para su curación a diversos Centros de Socorro.


Los heridos

En la Casa de Socorro del distrito de la Universdad se presentó asistencia facultativa al autor de los disparos, Fernando González, que presentaba contusiones en la cabeza y conmoción cerebral de pronóstico reservado. 

En el mismo centro fueron asistidos los bedeles Miguel Merino, de cincuenta y ocho años, que presentaba una lesión en el dedo anular de la mano derecha, producida por arma de fuego, y Francisco Vega Álvarez, de treinta, y tres años, natural de Valladolid, domiciliado en el paseo de Extremadura, que tenía una herida por rozadura de bala en el muslo derecho. 


Un estudiante gravísimo

Al Equipo Quirúrgico del Centro fue llevado el estudiante Baldomero Cordón, que es sobre quien disparó Fernando por tres veces cuando se hallaba en el suelo. Presentaba tres heridas de bala, una en, el brazo, otra en el pecho y la tercera en la tráquea. Su estado fuéecalificado de muy grave, y hubo necesidad de proceder a hacerle una delicada intervención.


Una señorita ciega que había acudido a la Universidad a presentar una instancia recibe un balazo. 

En la Casa de  Socorro del distrito de Palacio ingresó una señorita llamada María González Barbero, de veintidós años, ciega, que había ido a la Universidad para presentar una instancia como alumna del Conservatorio, y al salir, acompañada de uno de los bedeles, recibió un balazo en la pierna izquierda que la produjo una herida de pronóstico reservado. 

Las autoridades, tan pronto como tuvieron noticia de los hechos relatados, enviaron fuerzas a la Universidad Central, que se situaron en los alrededores para prestar servicio de vigilancia. También acudió a dicho centro para informarse de lo sucedido el comisario general Sr. Maqueda.  

Cuando se estaban instruyendo las diligencias en la Comisaría, se supo que también había resultado herido de bala en una mano el estudiante de veinte años Manuel Taguaña, domiciliado en Huertas, número 20. 

El Juzgado de instrucción de guardia practicó las diligencias correspondientes.


Diligencias judiciales

El juez de guardia, Sr. Hinojosa, acompañado del secretario, señor De Miguel, y el oficial Sr. Arranz, se constituyó en el Equipo Quirúrgico, donde se encontraban algunos heridos con motivo de los incidentes ocurridos en la Universidad Central. Primeramente recibió declaración al estudiante D. Baldomero Cordón que sufre una herida por arma de fuego en la parte anterior del cuello. Este muchacho, qué es estudiante de Medicina, tiene dieciocho años y está domiciliado en la calle de Atocha, núm 24, manifestó que hallándose en la Facultad de Medicina recibieron un aviso telefónico de sus compañeros de Derecho de la Universidad Central comunicándole que un grupo bastante numeroso de individuos pertenecientes a la J.O.N.S. intentaba asaltar la Universidad. El y otros compañeros acudieron a la calle de San Bernardo, y al penetrar en el centro docente vieron que un grupo numeroso daba vivas al fascio. El declarante y sus compañeros se aproximaron a los que dirigían el grupo y trataron de convencerlos de que no era actitud apropiada la que adoptaban en un centro universitario. Al llegar a este punto de la declaración, el médico que asistía al interrogatorio dijo al Juez que como el herido decaía por momentos, era sumamente peligroso seguirle interrogando, por lo cual el juez dio por terminada la diligencia. 

Después, y en el mencionado centro, compareció ante el Juzgado el bedel Francisco García Álvarez, de treinta y tres años, domiciliado en el paseo de Extremadura, núm. 89, quien, según nuestros informes, manifestó que hallándose en la puerta de la Universidad vio que en el descansillo de entrada, próximo a la escalera, había un indlvíduo que, esgrimiendo una pistola, amenazaba a todo el mundo. Pocos momentos después, el sujeto en cuestión, comenzaba a disparar el arma. Vio asimismo que otro estudiante, que se hallaba próximo al que hacia los disparos, recogió del suelo una porra que habían abandonado los fascistas y con ella dio un golpe en la cabeza al que disparaba. Este, a pesar de la agresión, continuó tirando tiros. Uno de cuyos proyectiles hirió al declarante en la pierna derecha, causándole una lesión de pronóstico reservado. 

El Juzgado se trasladó a su despacho oficial, donde continuó  las actuaciones, recibiendo declaración a D. Luis del Val García, de dieciocho años, estudiante de Medicina, domiciliado en la calle de Prim, 2. Este muchacho manifestó que se hallaba casualmente en la Universidad, adonde había ido a ver a un señor apellidado Ordoñez para tratar de los preparativos de un partido de rugby que ha de verificarse en breve entre elementos escolares. Vio que un grupo de muchachos estudiantes pertenecientes a la J.O.N.S., con vivas al fascio, pretendían entrar violentamente en la Universidad. Intervino con otros amigos para decir a los que vendían el periódico que la Facultad no era sitio para hacer propaganda política. Los de la J.O.N.S. desistieron al parecer de continuar la venta pero a poco regresó otro grupo, en actitud ya retadora, que prorrumpió en vivas al fascio.

Entre los de la F.U.E. y los de la J.O.N.S. se entabló una disputa, llegando a las manos. Entonces fue cuando un individuo sacó una pistola y comenzó a disparar el arma en forma de abanico contra los elementos de la F.U.E. El declarante, que se hallaba próximo al que tenía el arma, trató de arrebatársela; pero al ver que éste hacía intención de dispararle, cogió del suelo una porra de madera que había abandonada y con ella dio un golpe en la cabeza al de la pistola.

Después comparecieron los estudiantes Francisco Simarro Ortega, de dieciocho años, que vive en Arenal, 24, y Fidel Manzanares Muñoz, habitante en Guzmán el Bueno, núm. 19, quienes se expresaron en parecidos términos a como lo hiciera su compañero el Sr. del Val.


Referencia oficial

El ministro de la Gobernación, al recibir ayer de madrugada a los periodistas, les dio cuenta de los sucesos estudiantiles registrados en la Universidad Central.

Manifestó que un grupo de estudiantes católicos de los pertenecientes a la J.O.N.S. intentó repartir un manifiesto excitando a la huelga. Como el ambiente se enrareciera rápidamente, ante la posibilidad de sucesos se requirió la presencia de un comisario de Policía, quien al poco rato se presentó en el edificio acompañado de algunas fuerzas. Pasó a hablar con el rector, y cuando ambos conferenciaban, en la parte de afuera de la Universidad sonaron unos disparos. Lo ocurrido fue que un grupo de estudiantes de la F.U.E., al ver que los de la J.O.N.S. pretendían asaltar la Universidad, se lanzaron sobre ellos y sobrevino la colisión, en la que se hicieron varios disparos.

Después del tumulto se comprobó que estaba gravemente herido en el pecho un estudiante. También resultó herida en una pierna una muchacha ciega que iba a cobrar una beca, y en un dedo un bedel de la Universidad.

A uno de los varios detenidos se le ocupó una pistola descargada, por lo que se supone que fue el autor de los disparos.


Una nota de la Dirección General de Seguridad

A última hora de la tarde fue facilitada en la Dirección de Seguridad la siguiente nota:

«La Dirección de Seguridad tuvo conocimiento por la mañana de que habían sido transportados a la Universidad Central unos paquetes de hojas de carácter fascista editadas por J.O.N.S., y que algunos elementos se proponían repartirlas en el interior, promoviendo al mismo tiempo disturbios. A las once y media, la Dirección de Seguridad envió a la Universidad al inspector Sr. Rajal para que se entrevistase con el rector con objeto de ponerle en antecedentes de lo que se proyectaba y de ofrecer el concurso de la autoridad. No estaba el rector, y el inspector habló con el decano, que después de quedar enterado dijo que tomaría disposiciones inmediatamente.

Más tarde, también por orden de la Dirección General de Seguridad, y ante el temor de que se produjesen incidentes desagradables, fue a la Universidad el comisario del distrito.

Cuando estaba hablando con el rector y reiterándole lo que ya el inspector había anunciado, se oyeron unas detonaciones. Salió el comisario del despacho y advirtió que se había producido un acto de violencia.

Un estudiante, al parecer fascista, llamado Fernando González Funes, de veinte años, hizo fuego con una pistola cerca de la puerta de la Universidad, alcanzando los proyectiles a una muchacha ciega, estudiante, llamada María Lozano Barberá, y a otro estudiante llamado Baldomero Gordón, de dieciocho años. La primera tiene una herida de pronóstico reservado, y el segundo, otra de mayor consideración.

El autor de los disparos fue detenido en el acto por los agentes de Policía Sres. Ortega, Sans de Tejada y Teral, que se hallaban en la puerta de la Universidad.

Inmediatamente acudió a la Universidad el comisario general de Policía, Sr. Maqueda, y personal de la Comisaría del distrito, que practicaron diligencias. Fueron detenidos en el interior de la Universidad dos estudiantes que ocultaban una porra y un palo de silla.»


Dice el ministro de Instrucción Pública

El ministro de Instrucción Pública recibió a última hora de la tarde a uno de nuestros compañeros, que le interrogó acerca de los sucesos ocurridos en la Universidad.

El Sr. De los Ríos manifestó lo siguiente:

- Pocas noticias puedo darles a ustedes que no conozcan ya. Esta mañana, un grupo de muchachos pertenecientes a una organización más o menos pública entró en la Universidad repartiendo unas hojas de propaganda. Otro grupo de estudiantes reaccionó contra esta actitud, y se originó una lucha, en que resultaron varios heridos, dos de ellos graves. Un muchacho, estudiante de Medicina, que se encuentra hospitalizado en el Equipo Quirúrgico, de donde me dicen ahora mismo que sigue muy grave, pues no se le ha podido operar, y una señorita ciega, que también ha resultado gravemente herida.

No quiero hacer objeto de reflexiones la situación que crea en el seno de la vida universitaria la reiteración de estas actitudes de violencia. Sin embargo, considero totalmente imposible cohonestar la pertenencia a una organización universitaria, la cual, por definición, no puede menos de confiar en la eficacia de la idea como medio de pugna con la asunción de una actitud de fuerza y violencia marcadamente delictiva.

Yo me propongo someter a la deliberación de la Asamblea de Universidades y centros docentes, que habrá de reunirse este año, con arreglo a la ley que creó el Consejo Nacional de Cultura, el tema relativo a la redacción de un estatuto disciplinario de los centro de enseñanza.

Confío en que la gran nobleza del espíritu de la juventud sabrá sobreponerse a las reacciones combativas que en ella pueda haber suscitado el dolor por la agresión sufrida y que respetará la Universidad, cooperando de esta suerte a sustraerla a la lucha en que se pretende envolver la vida española.


Como protesta, la F.U.E. declara la huelga general por veinticuatro horas

Nos ruegan insertar la siguiente nota:

«Reunida la Junta de gobierno de la F.U.E. de Madrid con motivo de los sucesos acaecidos ayer en la Universidad Central, acuerda:

1.º Declarar la huelga general durante veinticuatro horas como protesta contra el criminal atentado de que han sido víctimas varios estudiantes por parte de los elementos llamados fascistas.

2.º Que tales hechos han puesto de manifiesto la imprescindible necesidad de que las autoridades académicas tengan absoluta dedicación a los cargos que les están encomendados.

3.º Rectificar las erróneas versiones, tendenciosas en muchos casos, que la Prensa ha recogido.

4.º Manifestar su firme propósito de no consentir que una vez más se repiten hechos de tal naturaleza.

Lorenzo Abad, secretario; Luis Durán, presidente accidental.»


El Sol, 9 de mayo de 1933






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