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3429. Tomasa Canduela Calvo, maestra y alcaldesa de Osorno (Palencia)

Tomasa Canduela Calvo, alcaldesa de Osorio, 1933


Estamos en uno de los salones de actos del Ayuntamiento de Osorno. Ocupa la Mesa presidencial la alcaldesa, dona Tomasa Canduela Calvo, maestra nacional. Sentados con ella están don Teódulo Cuesta y don Gregorio Barrio, contribuyente y obrero. El joven secretario, don José García, somete a estudio de la Comisión gestora numerosos expedientes... 

No vemos cercano el momento de comenzar nuestra información. Pero estamos en Castilla, donde las mujeres son tesoro de simpatía y cordialidad... Y la joven alcaldesa suspende unos instantes el trabajo para contestar a nuestras preguntas. 

—¿Cuánto tiempo lleva ejerciendo el Magisterio en esta villa? 

—Año y medio, aproximadamente. 

—¿Contenta en el nuevo cargo? 

—¿Por qué no? La labor es abrumadera; pero todo se va haciendo, gracias a la eficaz colaboración de mis compañeros de Comisión y a la competencia de nuestro secretario. 

—¿Muchos proyectos? 

—Bastantes. Construcción de grupos escolares para tres secciones de niños y otras tantas de niñas. Arreglo de calles y aceras. Reparación del hospital. Establecimiento de un nuevo refugio para los indigentes transeúntes. Y algunos más... 

—¿Problema obrero? 

—No existe realmente en esta villa. Hay un ambiente de comprensión y de cordialidad entre patronos y obreros, y al Ayuntamiento sólo le alanza la obligación de prestar una pequeñísima ayuda, que nunca se ha negado. De suerte que en este importantísimo aspecto Osorno es una población envidiable. 

No podemos seguir preguntando. El señor secretario ha terminado en este momento de preparar as candidaturas de una votación en cierto asunto de Policía rural. 

En el salón central, contiguo al que nosotros ocupamos, el pueblo espera impaciente... 

Nos despedimos. Y desde nuestro observatorio vemos cómo la joven alcaldesa ocupa el sillón destinado a la presidencia y da principio el acto con las frases de ritual: 

"Se abre la sesión..."


Eusterio B. Alario

Estampa, 4 de marzo de 1933









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