Nosotros
estamos vivos,
verdaderamente
vivos,
con
plenitud de pájaro sin jaula,
con
la inquietud del agua sin estanques.
Nuestros
brazos, un mar.
Y
no habrá muralla que nos contenga;
porque
dentro llevamos
la
honda rebelión de los océanos
cuando
se cansan de su calma inútil;
porque
en los aires vibra
la
voz de la libertad de las masas,
y
porque nuestros muertos
viven
ya la vida de los héroes..
Lo
arrollaremos todo,
avanzando,
avanzando...
En
la lucha final,
contra
la inmensa roca de la Muerte,
con
la furia del odio que galopa,
se
estrellarán nuestros mejores puños
hasta
dejarla en playa sin distancia.
Pero
a los comunistas
eso
no nos importa.
No
nos importa el filo que nos siegue
de
cien en cien nuestros robustos brazos;
por
cada uno que en la lucha caiga
surgirán
mil que cantarán victoria.
Luis
Pérez Infante
El
Mono Azul, 24 de junio de 1937
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