Comedor instalado por Unión Republicana de Valencia para los hijos de los milicianos en el aniguo convento de las monjas dominicas (Foto: Vidal) |
¡Mujeres
del Frente Popular, mujeres españolas!: Los momentos presentes exigen de
nosotras todos los sacrificios; sin embargo, no es necesario que demos el
máximo para prestar a nuestros bravos hombres que luchan por la causa de la
libertad y de la justicia una ayuda más eficaz y más preciada que la que
pudiéramos rendir auxiliándolos directamente.
Todas
las mujeres que me escuchan habrán comprendido que se trata de prestar ayuda a
las familias de nuestros combatientes.
La
lucha imperiosa y recia de nuestras fuerzas por la Independencia obliga a
nuestros mejores hombres a combatir lejos de los suyos; no es necesario
esforzamos mucho para presentar en la realidad cruda la situación en que quedan
las familias de nuestros milicianos: hijos abandonados, mujeres sin lo más
necesario, madres que no tienen un trozo de pan que dar a sus hijos, ancianos
en medio de la calle, familias enteras abandonadas a la miseria y al
dolor.
Para
remediar esta realidad acudo a todas las mujeres de España, a las del Frente
Popular en primer termino; en segundo, a aquellas que no militan en nuestros
partidos por tibieza de ánimo, pero que tienen vivos los sentimientos humanos
que no pueden faltar en ningún alma de mujer, y en último término acudo también
a todas las que antepongan su condición de mujer a toda conveniencia ruin, a
todo sentimiento bastardo, diciéndoles: es necesario organizar rápidamente
refugios para esos niños, hijos y hermanos de nuestros milicianos, refugios
donde tengan cubiertas sus necesidades y donde queden alejados de la corrupción
callejera; es necesario establecer comedores para las mujeres, adultos,
ancianos y obreros que estén sin trabajo como consecuencia de esta
situación.
En
cada población es necesario realizar una triple labor:
Primero.
Refugios permanentes para aquellos niños abandonados.
Segundo.
Refugios diurnos para aquellоs niños que tienen familia en triste situación,
pero que tienen madre y hogar.
Tercero.
Comedores para mujeres en precaria situación, adultos y ancianos.
¿Cómo
organizar todo esto? Tened entendido, mujeres que me escucháis, que todos,
absolutamente todos los españoles, están obligados de una manera inexcusable a
facilitaros los medios para estas obras.
Locales
los tenéis en cada población: las escuelas. En estos meses, las escuelas están
vacías; ahí tenéis refugios para los niños; si tienen jardín o patio, está todo
resuelto; si no lo tienen, distribuirlos en grupos de 16 ó 20 lo más y
acompañarlos al jardín o a la plaza más próxima unas horas, una o dos veces al
día. Posiblemente, en estos locales hay habitaciones independientes para los
comedores; si no fuera así, el alcalde de cada ciudad y nuestros partidos están
obligados a proporcionarlos.
Es
necesario tener informaciones seguras de la causa del abandono de los niños que
tratamos de amparar; todos los niños proletarios caben en nuestra obra; pero
hemos de atender de una manera preferente y tierna a los hijos de nuestros
bravos guerrilleros, a las familias de nuestros bravos guerrilleros. Esta es nuestra
labor inmediata, comedores asistidos con cordialidad, refugios diurnos y
permanentes asistidos con amor.
He
estado en el frente, he hablado con nuestros milicianos; no tienen más que una
preocupación que ensombrece su alegría en la lucha: el estado en que quedan los
suyos. Quitémosles esa preocupación, dejémosles, porque tienen derecho a ello,
su alegría clara para el combate y, liberados de esa sombra, cobrarán
reforzados arrestos para la lucha.
Allí
donde las fuerzas leales al Gobierno tengan los mandos, que todas las mujeres
se den a la obra; organizad tantos refugios como sean necesarios hasta que no
quede un niño abandonado; poned en marcha comedores para madres, adultos y
ancianos. Esta es nuestra misión en estos momentos; los hombres combaten en los
campos; las mujeres debemos combatir el hambre en la ciudad. ¡Mujeres de
las villas y aldeas: recoger en vuestro propio hogar a los hijos de los
combatientes y compartir el pan y la sal con vuestras hermanas!
Haced
esto u otra cosa, pero haced; haced algo eficaz por nuestros hermanos que
silenciosamente luchan, vencen y mueren.
¡Que
no quede un hijo de un luchador!
Haced
esto u otra cosa, pero haced amparo, ¡que no quede un padre anciano sin cobijo!
Izquierda Republicana invita a todas las mujeres a tomar parte en esta obra y
es ocioso decir que estoy a disposición del Frente Popular para esta como para
toda otra misión que quiera encomendarme.
Mujeres
españolas: sobre los escombros de nuestra patria es necesario levantar la
España libre y trabajadora; para esta obra nosotras, las mujeres, necesitamos
dar el esfuerzo de nuestros brazos y el calor de nuestro corazón; ni lágrimas
ni suspiros; esfuerzo, eficacia, abnegación y sacrificios silenciosos. Esto
demanda España de nosotras; esto, nada menos que esto, nos ha tocado en suerte
dar a España. Que cada una cumpla con su deber, que mañana será necesario dar
cuenta de nuestra obra de hoy.
Victoria
Kent
Discurso
radiado y recogido en Ahora, 28 de julio de 1936
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