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101. La Lotería en tiempos difíciles


Sorteo de Navidad celebrado en Valencia el 22 de diciembre de 1936



Las guerras vividas en España afectaron a la vida cotidiana en todos sus aspectos, y la Lotería, aunque continuó celebrándose, también se vio alterada por las contiendas. Al igual que sucedió durante la Guerra de la Independencia, también en la Guerra, y durante diez meses, existieron dos Loterías Nacionales paralelas con sus sorteos ordinarios y extraordinarios, como el de Navidad o el de la Cruz Roja.

Más de un siglo después de su creación, en 1935 las ventas de lotería en España suponían un 1,1% del Producto Interior Bruto, lo que equivalía a un 3% de los ingresos totales del Estado, una cantidad nada despreciable.


La loteria y la Guerra civil

La Lotería Nacional, al iniciarse la guerra española de 1936-1939, sufrió las consecuencias del conflicto bélico. Se adaptó a las mismas, y según se iba desarrollando la contienda, celebró sus sorteos en diversas capitales: Madrid, Valencia y Barcelona, dentro de la zona republicana, y Sevilla y Burgos en la entonces denominada por sus partidarios “zona nacional”.

La Hacienda, también desgarrada en dos, improvisó instrumentos mecánicos para que los sorteos siguieran en marcha, repartiendo suerte en los dos sectores combatientes durante los años desafortunados que duró el conflicto.

Lo curioso es que las dos se llamaban de la misma forma: “Lotería Nacional”. El porqué del nombre se debía a varias razones:

- Los billetes de Lotería de los sorteos posteriores al 18 de julio de 1936 ya estaban impresos y distribuidos, de modo que cambiar la denominación no tenía mucho sentido en términos económicos.

- En términos políticos tampoco era conveniente, pues un cambio de nombre podía entenderse como una forma de reconocimiento al otro.

- Además, el término “nacional” de la Lotería tenía originalmente connotaciones progresistas, pues se denominó así desde el primer sorteo celebrado en Cádiz en 1812 para subrayar que no era “real” –del rey–, sino del pueblo.


La loteria republicana

Los avatares de la Lotería Nacional republicana reflejan fielmente el empeño y los esfuerzos del gobierno para evitar, o al menos retrasar, lo que al final resultó inevitable. Al estallar la guerra hubo que reajustar sobre la marcha los planes de los sorteos ante la cantidad de devoluciones de billetes no vendidos o confiscados en el sector nacional. Aun así, se siguió con el calendario de sorteos previsto antes del inicio de la guerra.

La Lotería Nacional continuó funcionando normalmente en Madrid hasta que, a principios de noviembre de 1936, y ante la posibilidad de la caída de la ciudad en manos de Franco, el gobierno de la República, y con él el personal de Loterías, decidió trasladarse a Valencia, donde se reanudaron los sorteos. Allí continuaron los tres sorteos mensuales, con una excepción: el Sorteo Extraordinario a beneficio de la Cruz Roja, que debía haberse celebrado en Madrid el 14 de octubre de 1936, fue aplazado debido a sus bajas cifras de ventas, y se celebró en Valencia el 14 de enero de 1937. Ese año, el gobierno realizó tres sorteos mensuales, excepto en el mes de enero, que celebró cuatro –el de la Cruz Roja– pero la marcha de la guerra, que además de una pérdida de territorio implicaba también una mayor desconfianza hacia el valor de la moneda, obligó a ir reajustando el valor de la emisión. Así, si en 1936 la emisión del sorteo de Navidad alcanzó los 144 millones de pesetas, en 1937 sólo supuso cerca de nueve millones.

En Valencia los sorteos se celebraron en una amplia nave industrial, un antiguo almacén de tableros, situado en la calle Troya, que tenía una cabida para 2.000 personas. Para el sorteo de Navidad del 22 de diciembre de 1936 se confeccionó un dosel con una enseña roja, flanqueada por la bandera republicana y la senyera valenciana. En ese sorteo se utilizaron los bombos de Madrid y actuaron de cantores los niños del Colegio Imperial de San Vicente Ferrer.

De diciembre de 1937 a enero de 1939 los sorteos se celebraron en Barcelona. El primero coincidió con el Extraordinario de Navidad y tuvo lugar en el local que ocupó el antiguo Lyon d’Or, un espacio de forma irregular, en el que la mesa de presidencia fue colocada frente a la puerta de entrada. Se emplearon también los bombos procedentes de Madrid. Como cantores actuaron los niños de la Casa de Asistencia Social President Maciá.

El último sorteo en la ciudad condal se celebró el 21 de enero de 1939, cinco días antes de la entrada de las tropas de Franco, y su lista de premios no llegó a publicarse. Tampoco se celebró el sorteo fijado para el 1 de febrero.

Durante el tiempo que duró la guerra –de noviembre de 1936 a enero de 1939– los servicios de la Lotería Nacional en la zona republicana dependieron de la Dirección General del Tesoro y Seguros. Como se limitó la zona de venta de Lotería con la división del país, todos los sorteos de esta Lotería quedaron reducidos, en su mayoría, a una sola serie.


Premios conciliadores

Hubo números, como el 16.244 y el 16.807, que salieron premiados el mismo año en ambos sectores. El 1 de marzo de 1938 en el sorteo de Barcelona –zona republicana–, el 16.244 obtuvo el tercer premio, de 20.000 pesetas, que se quedaron en aquella ciudad, y el 21 de noviembre de 1938, en el sorteo de Burgos, salió premiado ese mismo número con un segundo premio, de 90.000 pesetas, que tocó en Zaragoza.

El 2 de mayo de 1938, el 16.807 obtuvo el tercer premio en el sorteo de Barcelona, yendo a parar a Madrid las 20.000 pesetas. También este número repartió el cuarto premio del sorteo de Burgos –zona franquista–, celebrado el 1 de julio de ese mismo año; las 40.000 pesetas agraciaron a la localidad malagueña de Pizarra.


Loterías de Navidad 1936-1939
Año
Lugar del Sorteo
Números premiados con el Gordo
Importe del premio en pesetas
Poblaciones agraciadas
1936
Valencia
05.287
30.000.000
Madrid
1937
Barcelona
01.165
1.500.000
Alicante
1938
Barcelona
22.655
3.000.000
Barcelona
1938
Burgos
36.758
4.000.000
Málaga
1939
Madrid
13.093
15.000.000
Madrid


La loteria en la zona franquista

La historia de la Lotería Nacional en el bando franquista presenta la otra cara de la moneda, pues si al principio los republicanos tenían todo a su favor para sacar adelante su Lotería, en el otro sector la situación era más caótica.

Tras el levantamiento de julio de 1936, en muchos lugares donde triunfó la sublevación se organizaron rifas en beneficio de los combatientes. La improvisación y falta de control sobre estas rifas generaron un malestar entre las autoridades, que pronto intentaron regularlas, cuando no prohibirlas. Una forma de controlar estas actividades era la de promover grandes rifas con sorteos periódicos y bajo la supervisión de los militares. Entre éstas, quizá las más relevantes fueron la Lotería Patriótica de Zaragoza, de la que era responsable la Junta Recaudatoria Civil de Defensa Nacional de aquella ciudad, y la Lotería Patriótica de Sevilla, organizada por la Junta Municipal de Subsidios, cuyo último sorteo se celebró el 21 de abril de 1938.

En el caso de esta última, se celebró el 21 de diciembre de 1936 en el salón de actos de la Cámara de Comercio. El Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Obras del Puerto facilitaron los elementos que se empleaban, con lo que el sorteo pudo contar con dos bombos; debido al tamaño de los mismos se tuvo que arbitrar un procedimiento de extracción de bolas especial.

En una esfera se colocaron 20 bolas numeradas del 1 al 19 y otra bola con dos ceros, y en la otra 999 bolas numeradas del 1 al 999 y otra bola de tres ceros. Sacando una bola de la primera esfera y otra de la segunda, y uniendo las dos cifras se obtenía el número premiado, pues la combinación comprendía la totalidad de los 20.000 números que integraban el sorteo. Los números premiados lo fueron por orden de salida, y las bolas las cantaron los niños del Hospicio Provincial.

A fin de maximizar los beneficios con la sustitución de las pequeñas rifas locales por un sorteo de carácter nacional, el 13 de diciembre de 1937 se aprobó el restablecimiento de la Lotería Nacional. El primer sorteo estuvo constituido por dos series de 46.000 billetes cada una, al precio de 30 pesetas el billete, y se celebró el 1 de abril del año siguiente en Burgos, en el edificio del Colegio de los Hermanos Maristas.

Para el acto se utilizaron los bombos que usaba la Diputación de Guipúzcoa para los sorteos de amortización de la deuda, mientras que los billetes se imprimían en una empresa de artes gráficas de Bilbao. Los niños que ayudaron en la celebración eran internos del Hospicio Provincial y de la Casa Refugio Municipal de la ciudad.

En estas condiciones se celebraron en Burgos más de setenta sorteos hasta agosto de 1939, fecha en que volvieron a celebrarse en Madrid. El primero que se desarrolló con total normalidad se realizó en Madrid el 1 de agosto, con la curiosa peculiaridad de que los billetes, que se habían confeccionado con antelación, señalaban aún Burgos para su celebración.


Fuente:  Boletín LAE















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