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476. Dulce Chacón, in memoriam






“La guerra civil acabará cuando las personas derrotadas también puedan contar su verdad... No es ira ni revancha, sino un deseo legítimo de recuperar una memoria olvidada y secuestrada”.


La mujer que iba a morir se llamaba Hortensia. Tenía los ojos oscuros y no hablaba nunca en voz alta. Sólo cuando la risa le llenaba la boca, se le escapaba un “Ay madre mía de mi vida” que aún no había aprendido a controlar, y lo repetía casi a gritos sujetándose el vientre. Se pasaba gran parte del día escribiendo en un cuaderno azul. Llevaba el cabello largo, anudado en una trenza que le recorría la espalda, y estaba embarazada de ocho meses.

Ya se había acostumbrado a hablar en voz baja, con esfuerzo, pero se había acostumbrado. Y había aprendido a no hacerse preguntas, a aceptar que la derrota se cuela en lo hondo, en lo más hondo, sin pedir permiso y sin dar explicaciones. Y tenía hambre, y frío, y le dolían las rodillas, pero no podía parar de reír.

Reía.

Reía porque Elvira, la más pequeña de sus compañeras, había rellenado un guante con garbanzos para hacer la cabeza de un títere, y el peso le impedía manipularlo. Pero no se rendía. Sus dedos diminutos luchaban con el guante de lana, y su voz, aflautada para la ocasión, acompañaba la pantomima para ahuyentar el miedo.

El miedo de Elvira. El miedo de Hortensia. El miedo de las mujeres que compartían la costumbre de hablar en voz baja. El miedo en sus voces. Y el miedo en sus ojos huidizos, para no ver la sangre. Para no ver el miedo, huidizo también, en los ojos de sus familiares.

Era día de visita.

La mujer que iba a morir no sabía que iba a morir.


Dulce Chacón
La voz dormida






2 comentarios:

  1. Como asegura Ian Gibson el fascismo está en el ADN de millones de españoles, de la derecha española. Una vez más visualizamos el filme de Benito Zambrano. Vimos La Voz Dormida y lloramos. No paramos de llorar de rabia y de dolor por nuestras mujeres, sentimos en nuestra carne la maldad de los verdugos; el trato humillante y la crueldad (inexplicable e imperdonable) que la institución eclesiástica impuso a las mujeres presas (la iglesia católica, vergüenza eterna para esta). La voz dormida, libro de obligada lectura, el filme que debería ser obligatorio ver y comentar en todos los centros de enseñanza (institutos, academias, Universidad, etc.) de este país enfermo. Tristeza inmensa porque la reparación no llega, los verdugos y sus descendientes siguieron matando décadas después de finalizada la vergonzosa guerra, que ellos crearon con su infame golpe de estado. No hay voluntad política, la Ley de Memoria Histórica es una farsa, sólo la voluntad política puede reparar, la ley no es garantía de nada en un país fascista y enfermo que sólo tiene en cuenta la ley para masacrar a sus ciudadanos cuando quieren ejercer su libertad o exigir sus derechos. No olvidamos a las víctimas del franquismo, nunca, no perdonamos. Y recordemos tod@s que el franquismo está más vivo que nunca. La lucha debe continuar. Viva siempre la República Española, siempre.

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    1. Seguiremos en la lucha Susi, una larga lucha que no envejece ni se rinde, y que cada día es más legítima. Un abrazo.

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