El pasado 13 de abril tuvo lugar la inauguración de
una calle Bobigny, Francia, en honor a los republicanos españoles. La
Alcaldesa de esa localidad, Catherine Peyge, pronunció unas emotivas palabras
que transcribirmos a continuación.
Y mientras en el país de esos recordados republicanos,
las instituciones que deberían homenajearlos, tan solo muestran silencio y
olvido.
* * *
Al atardecer del 24 de agosto de 1944, una pequeña
vanguardia de la segunda División Blindada del general Leclerc se
abalanzó hacia un París insurgente pero que seguía ocupada por los alemanes y
alcanzó el Ayuntamiento. Los quince blindados tomaron posición para defender el
Comité Nacional de Liberación que se había instalado allí.
Los parisinos que habían acudido se extrañaban de
descubrir los nombres de esos blindados : Madrid, Guadalajara, Brunete,
Guernica, Teruel e incluso Don Quijote…
Dos días después, el general de Gaulle, el general
Leclerc, los miembros del Comité de Liberación subían a pie los Campos Elíseos
en medio del alborozo popular. Las noticias de entonces muestran imágenes de
esos mismos carros blindados que abrían la marcha y aseguraban la protección de
ambos hombres y la de la muchedumbre de los parisinos que los aclamaban, pero
esas imágenes dejan en el anonimato a los hombres que conducían esos carros
blindados.
La amnesia embargó la historia oficial en relación con
esos hombres. Para el gran público, salieron por fin del anonimato y del
olvido sesenta años más tarde, en agosto de 2004, en un artículo del Nouvel
Observateur firmado por el general Michel Roquejoffre.
Escribía: «Son los vehículos del teniente Amado
Granell, quien soñaba con la restauración de la República en España; del
sargento Campos, anarquista, evadido de España, jefe de comando en los cuerpos
francos de Africa; del sargento jefe Garcés, aragonés de Zaragoza, matador de
toros bajo el nombre de Larita II, veterano de la Legión; de Enguinados, nacido
en México de madre india y de padre español, alistado a los 15 años en las
filas republicanas; de Juan Reiter, de origen alemán, antiguo jefe de batallón
del ejército republicano español, evadido de España; de Carino López, marinero
pescador gallego quien, después de la desbandada de los Republicanos, llegó a
Orán en una pequeña chalupa… »
Subraya el general Roquejoffre: «Esos españoles habían
vuelto a tomar las armas para liberar Francia. Los franceses deben saberlo (…)
Tienen derecho a todo el agradecimiento de los franceses»
El agradecimiento de la Francia oficial fue harto
modesto.
No obstante Francia tenía esa deuda de honor que
hubiera debido saldar para borrar el profundo sentimiento de vergüenza
inspirado por su actitud hacia esos hombres, hacia los Republicanos españoles,
hacia vosotros quienes estáis aquí hoy en nombre de ellos.
Cuando necesitabais ayuda Francia os abandonó. Cuando
hubiera podido acogeros con los brazos abiertos, lo hizo apuntándoos con las
bayonetas.
Sí, en la España de 1939, “Ellos” sí que pasaron… pero
eso sucedió debido a la traición en la que, después del fracaso del
Frente Popular, Francia participó.
Después de su proclamación el 14 de abril de 1931, la
República española le daba miedo a todos los bien-pensantes, como le daba miedo
a la City de Londres y a Wall Street.
Representó al contrario una esperanza para los pueblos
del mundo entero que se organizaron en un formidable movimiento para
sostenerla.
Decenas de miles de mujeres y hombres, en particular
en Francia, se alistaron en las Brigadas internacionales, para combatir a su
lado, a vuestro lado. Con sus sombras y sus luces, las Brigadas escribieron una
de las páginas que marcaron el siglo.
Su heroísmo, el de los combatientes republicanos no
bastaron.
La política de no-intervención de las grandes
potencias democráticas abandonó de hecho España a Franco. Dejó el campo libre
al apoyo masivo que le aportaron la Italia de Musolini y sobre todo la
Alemania de Hitler que utilizó España para experimentar sus técnicas de guerra,
los bombardeos masivos de poblaciones civiles.
¿Cómo olvidar ? Aquel día, el 26 de abril de 1937, en
Guernica, era día de mercado cuando surgieron los aviones de la legión Condor
enviada por Hitler y arrasaron Guernica bajo una lluvia de bombas.
Hoy el horror de aquel acto sigue siendo
experimentado. En efecto, Picasso volvió ese crimen imprescriptible pintando su
célebre y dramático cuadro con nombre de la ciudad vasca, mientras Paul Eluard
anunciaba como visionario la “victoria” futura de los muertos de Guernica.
Frente a una potencia tecnológica superior, mal
equipados, débilmente sostenidos por la falsa generosidad de Stalin, los
ejércitos de la República acabaron cediendo. Los historiadores no han acabado
de hurgar las fosas de la guerra de España que sigue atormentando nuestra
memoria con imágenes terribles.
¿Cómo olvidar las de la « Retirada » ? Esos centenares
de miles de mujeres, de niños, de soldados exhaustos, azorados, estremeciéndose
de frío, de hambre, heridos o enfermos, andando –hormigueros humanos de
desesperanza y de miserias– hacia la esperanza que representaban para ellos
Francia.
Ésta os acogió como bandidos. Hacinados en
campos o abandonados con vuestra hambre, vuestra sed, sin cuidados, sin cobijo,
entregados a los piojos, al tifus, muchos de vosotros murieron. Los blindados
de la Liberación que conducíais en el combate hubieran podido llevar otros
nombres.
Los de Argelès, del Vernet, de Gurs, de Agde, de Bram,
de Setfonds…todos esos campos de concentración del Suroeste donde la
Francia de entonces se os hacinó.
Hubieran podido llamarse también, Setat Relizane,
Bou-Arfa, camp Morand, Oued-Akrouch, Kenadsa, Tandara… esos campos de Africa
del Norte con entre ellos los siniestros campos llamados «de castigo» de
Hadjerta M’guil, Ain el Ourak, Meridja o Djelfa, verdaderas colonias
penitenciarias donde, sometidos a los trabajos forzados, estabais entregados al
sadismo de guardias que tenían derecho de vida y muerte sobre vosotros.
Todos esos nombres de campos de concentración
franceses que habéis conocido a menudo antes de conocer los campos nazis.
Había más de una cincuentena, han sido borrados de la
memoria francesa, sin duda por estar demasiado cargados de vergüenza. No
obstante, en cuanto Francia hubo declarado la guerra a la Alemania nazi, fue de
aquellos campos de donde surgisteis para volver a tomar las armas y combatir,
en primera línea, a aquel enemigo que nos era común.
Mucho tiempo fue acreditada la idea de que no habíais
sido sino un puñado en participar en la Liberación de Francia.
La verdad es que –en la diversidad de lo que érais-
habéis sido decenas de miles en combatir para ella : en los ejércitos aliados,
bajo el uniforme de La Francia Libre, en las filas de los Francos Tiradores y
Partisanos, en los de la M. O. I., en los maquis del Limousin, de los Glières,
del Vercors, como guía de clandestinos en los Pirineos…
Cuando uno de vosotros caía, poníais en su tumba una
pequeña bandera republicana. Pedíais que la inscripción «muerto por Francia»
-lo que era el caso- fuera reemplazada por «muerto por la Libertad»
Pues vuestro compromiso en los combates de la Francia
Libre respondía a valores universales: los de la Libertad, de la Justicia, de
la Democracia, esos valores encarnados por la República que habíais defendido
durante más de treinta meses de una atroz guerra civil. Una vez liberada
Francia, viendo de nuevo traicionadas vuestras esperanzas de liberar España a
su vez, habéis preferido la sombra y el silencio a la fama de los héroes.
Sí, Francia os debe su total reconocimiento y su
gratitud.
Bautizando con vuestro nombre esta calle de Bobigny,
tenemos la plena conciencia de sólo pagar un modesto tributo, pero lo hacemos
con todo corazón.
¡Honor a vosotros, hombres de la República española,
combatientes de la Libertad!
Catherine Peyge
Alcaldesa de Bobigni
13 Abril 2013
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