Ramón José Sender Garcés Chalamera, (Huesca), 3 de febrero de 1901 - San Diego (EEUU) 16 de enero de 1982 |
Disentir
El
peor malentendido en casos de guerra civil es el del disentimiento afable con
los que tienen el mango de la ametralladora política, sobre todo si la
discrepancia es sutil. A eso lo llamábamos "morir de disentería".
Dentro de cada partido se hace la vista gorda, pero si hay una oportunidad de
liarse a tiros en colectividad, es decir, de manera impersonal lo hacen con
verdadero placer. Así hicieron los comunistas rusos en el Bajo Aragón. Y en
Barcelona con los de la CNT.
Y
en todas partes contra Largo Caballero, que se obstinaba en ganar la guerra, lo
que no les convenía a los rusos porque querían que España cayera en manos de
las tropas alemanas para tomarle la retaguardia a Francia y que los alemanes
atacaran al país de Víctor Hugo y no al de Tolstoi.
Lo
consiguieron gracias a infinitos imponderables sutiles como hilos de tela de
araña (fue mi caso) o burdos como cabrestantes de barco de carga, que fue el
caso de Andrés Nin. Y tantos otros.
Lo
malo era cuando alguien con autoridad para matar te decía mirando a otra parte:
"Me han pasado una nota de los servicios especiales en la que aparece tu
nombre. Debe ser un error".
Un
error con su gatillo y su plomazo.
Ramón
J.Sender, El superviviente
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