El 2 de febrero 1949, él Gobierno de la II República Española en el exilio a través de Fernando Valera, Ministro de Justicia, entregó al Albert Camus la Encomienda de la Orden de la Liberación de la República como reconocimiento y homenaje al trabajo intenso y emocional realizado por Albert Camus en favor de la libertad del pueblo español. Pocas distinciones han sido tan merecidas como ésta. Camus fue un hombre que nunca perdió el compromiso contra la injusticia y mantuvo el apoyo a la República española hasta su muerte, al mismo tiempo, denunciando incansablemente al régimen fascista de Franco.
En
nombre del señor Presidente de la República Española gran Maestre de la Orden
de la Liberación, debo hacer un breve saludo al señor Albert Camus: muy breve,
a fin de que esta ceremonia guarde su carácter íntimo y cordial.
Esta cruz -como la cruz del Cristo sangrante-, es más bien el
símbolo de un drama de dimensiones universales.
Para
el que la ofrece, es la afirmación de una voluntad y de una esperanza
inmortales de conquistar y de merecer la libertad, la patria y la República,
para los que la aceptan representa la manifestación de una solidaridad con el
dolor y la gloria de un gran pueblo, víctima y campeón a la vez de esta
tragedia inaudita; inaudita por el sufrimiento heroico de España y por la
inmensa injusticia de la humanidad.
Cuando
ustedes los hombres humanos de todas
las patrias, de todas las creencias, de todas las razas y de todos los rincones
del planeta, aceptan esta condecoración que se les ofrece por un Gobierno sin
poder material, sin riqueza y sin territorio, ello significa a los ojos de la
España dolorida, que existe aún una esperanza de Libertad, esta fuerza creadora
del alma, fuente inagotable de juventud, de renacimiento y de eternidad que hay
aún esperanza de Patria, puesto que
los hombres que han recuperado la suya nos acompañarán y nos ayudarán hasta que
sea reconquistada la nuestra. Que aun hay esperanza de República, ya que los mejores espíritus de nuestro tiempo:
“¡Nosotros contamos con ellos, Señor Camús"!
Contamos con la confianza y a la amistad con que nos han honrado y triunfaremos, estamos
seguros, contra la “peste totalitaria” que en España, como en todas partes, “ha
vestido a los hombres con uniforme” y les ha provisto de un “certificado de
existencia”, dejándoles vacíos de su humanidad; triunfaremos porque somos
orgullosos en tanto que españoles y el orgullo -usted lo ha dicho-, es la única
arma contra la cual la tiranía es impotente; triunfaremos porque después de
haber sufrido tanto y de haber tan encarnizadamente combatido, todavía podemos
decir, como el Diego de su Estado de
Sitio: “Ni odio ni miedo, esa es nuestra victoria”.
En
nombre del pueblo español, en nombre del señor Presidente de la República y de
su Gobierno, gracias señor Camus, por lo que ha hecho para ayudar a la
liberación de España”.
Fernando Varela
Albert
Camus, agradeció la distinción al Gobierno de la República y dijo: “Nada hice que justifique el
galardón con que me honran. Cumplí con mi deber y en esta conducta persistiré
siempre”.
Terminó expresando su fe en el triunfo de la verdad y de la
justicia que el pueblo español defiende.
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