El Gobierno franquista, sin duda
deseoso de ganar formalmente el prestigio que fundamentalmente pierde cada día,
dentro y fuera de España, ha decidido iniciar el 12 de octubre de este año una
Exposición Bienal de Arte. Por medio de «el Instituto de Cultura Hispánica» y para asociarse con el mayor esplendor posible a los solemnes actos
conmemorativos del centenario de los Reyes Católicos y de Colón crea la
Exposición Hispanoamericana de Arte.
La elección de la fecha -el llamado
Día de la Raza- y el motivo indicado de rendir homenaje a la memoria de los
Reyes Católicos y de Colón da pretexto al dicho Instituto para invitar a todos
los artistas de habla española más los de Brasil, Estados Unidos y Portugal, a
los cuales «considera invitados de honor con los mismos derechos de los demás
participantes».
Teniendo en cuenta la situación del
régimen franquista, el propósito de tal «actividad» del Instituto de Cultura
Hispánica parece evidente: por una parte, y para contrapesar «idealmente» la
espantosa miseria que en la actualidad sufre el pueblo español, intentar oponer
tal realidad de miseria la fanfarronada «imperial». De otra parte, una
intención, también evidente, de «atraer» a los artistas de habla española y de
darse pretexto para acercarse «culturalmente» a los Estados Unidos.
Convencidos de ello, creemos que la
tradición española, y con más razón el conjunto de tradiciones hispanoamericas, no pueden ser invocadas por quienes niegan el sentido mismo
de la tradición al querer que ésta no sea tal -tradición, pasado- y sí, en
cambio, que sea no sólo presente, sino amplia, para que, con vuelo de grandeza
pasada, envuelva la tristísima y verdadera actualidad que padece el pueblo
español.
Por eso, sensibles al verdadero
sentido de la tradición española, al sentido popular de la tradición, que
alcanza su plena significación y universalidad con el descubrimiento de
América, creemos que tal celebración, para ser adecuada, ha de ser iniciativa
de los españoles que de veras se sienten unidos, en el presente y para el
futuro (no sólo con el pasado), al destino del pueblo español y de los pueblos
americanos, el cual no puede ser sino un destino de libertad fraternal.
Por tal motivo, no sólo consideramos
como un deber el manifestar nuestra oposición a tal escarnio como supone
«celebrar» las pasadas glorias españolas en un momento en que toda España muere
de hambre, sino que también queremos subrayar afi rmativamente la honda significación que tiene para nosotros el momento histórico aludido.
Para intentar dar realidad a ambos
propósitos nos dirigimos a vosotros. Sin suponer que hayamos acertado en todo,
abiertos a toda sugerencia, tras algún cambio de impresiones, los artistas y
escritores españoles reunidos en París hemos creído necesario, en tanto que
artistas y escritores exclusivamente, fijar nuestra actitud frente a tal
Exposición y a los no declarados propósitos que encierra.
En consecuencia nos hemos impuesto
una doble tarea, que en líneas generales podríamos resumir diciendo que
intentamos manifestar de algún modo nuestra oposición al proyecto del Instituto
de Cultura Hispánica. Lo cual, en la práctica, supone, en primer término,
advertir a los artistas de los diferentes países de América acerca del
verdadero contenido de tal invitación, el cual no es otro que el de una
invitación a colaborar con el franquismo. En un día, tal vez no lejano, España,
con su verdadera faz - no con el antifaz tradicionalista - se enorgullecerá al
recibir a dichos artistas. Pero hoy, cuando el pueblo español manifiesta
espléndida y enérgicamente su total oposición al régimen franquista, ninguna
consideración puede anular esta realidad: acudir a España, aceptar tal
invitación oficial es asumir la responsabilidad moral de colaborar con un
régimen que la oposición mundial ha condenado y condena. Nadie puede ignorarlo.
Ningún motivo de orden personal puede prevalecer ante tal realidad. Mas, como
no queremos limitar nuestro propósito a sólo una actividad negativa, creemos
que importa mucho que haya una iniciativa española, precisamente española, que
se proponga subrayar la hondísima significación que para España y América
principalmente tiene la fecha de 12 de octubre.
Con tal criterio nos proponemos y os
proponemos emprender en común una celebración de tal fecha; celebración que
para evitar imposibilidades de cualquier orden, tanto en Francia como en los
diferentes países de América, habría de tener una significación estrictamente
artística, y cuya estructuración, en principio, podría ser la siguiente:
Celebrar en París una Exposición de artes plásticas de carácter
hispanoamericano exclusivamente, en la que podrían participar el grupo de
pintores y escultores residente en París, más los artistas americanos que se encuentren
en esta capital. Celebrar exposiciones análogas en algunas capitales de América
(Buenos Aires, Méjico, Río de Janeiro, por ejemplo), contando con los artistas
de los países respectivos a dichas capitales, más los españoles refugiados en
los mismos. Tanto en París como en los diversos países americanos subrayar,
mediante otras manifestaciones artísticas (conciertos, lecturas, exposiciones
del libro, etc.), la intención afirmativa de las mismas. Invitar a los
artistas americanos a enviar sus obras a alguna de las diversas exposiciones
que podríamos llamar centrales; y cuando, por diferentes razones, en alguno de
dichos países no fuera posible organizar tal envío, realizar exposiciones
locales, pero de acuerdo y simultáneas con aquellas que hemos llamado
centrales. Finalmente, para la realización de tales proyectos, creemos que
importa: subrayar el carácter español y libre de tal iniciativa; recabar la
colaboración de personalidades, tanto españolas como americanas, de autoridad
moral no sólo capaz de jerarquizar nuestro propósito, sino también de canalizar
la oposición de otros artistas y escritores americanos.
Pablo Picasso.
Por el Comité
Organizador: Baltasar Lobo, Arturo Serrano Plaja y Antonio Aparicio.
Publicado en El Nacional, Caracas, 6 de
septiembre de 1951. Y con el título «Éste es el
manifiesto de Picasso», en el Correo Literario, Madrid, 1 de
noviembre de 1951.
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