Vicente Aleixandre y Merlo (Sevilla, 26 de abril de 1898 - Madrid, 14 de diciembre de 1984) |
Vicente: A
nosotros, que hemos nacido poetas entre todos los hombres, nos ha hecho poetas
la vida junto a todos los hombres. Nosotros venimos brotando del manantial de
las guitarras acogidas por el pueblo, y cada poeta que muere deja en manos de
otro, como una herencia, un instrumento que viene rodando desde la eternidad de
la nada a nuestro corazón esparcido. Ante la sombra de dos poetas nos
levantamos otros dos, y ante la nuestra se levantarán otros dos mañana. Nuestro
cimiento será siempre el mismo: la tierra. Nuestro destino es parar en las
manos del pueblo. Sólo esas honradas manos pueden contener lo que la sangre
honrada del poeta derrama vibrante. Aquel que se atreve a manchar esas manos,
aquellos que se atreven a deshonrar esa sangre, son los traidores asesinos del
pueblo y la poesía, y nadie los lavará: en su misma suciedad quedarán cegados.
Tu voz y la mía
irrumpen del mismo venero. Lo que echo de menos en mi guitarra lo hallo en la
tuya. Pablo Neruda y tú me habéis dado imborrables pruebas de poesía, y el
pueblo, hacia el que tiendo todas mis raíces, alimenta y ensancha mis ansias y
mis cuerdas con el soplo cálido de sus movimientos nobles.
Los poetas
somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplados a través de sus poros y
conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas. Hoy, este
hoy de pasión, de vida, de muerte, nos empuja de un imponente modo a ti, a mí,
a varios, hacia el pueblo. El pueblo espera a los poetas con la oreja y el alma
tendidas al pie de cada siglo.
Miguel Hernández
Dedicatoria a
Vicente Aleixandre en "Viento del Pueblo". 1937
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