Aunque primero me afilié al Partido Socialista aquello duró muy poco. Llegó a mis manos Mundo Obrero y entré en contacto con gente comunista y de esa manera cambie enseguida de rumbo. A través de él me puse en contacto con Madrid, con el Partido Comunista.
Entonces no había todavía Partido Comunista organizado en la provincia de Orense, había un comité regional en Vigo, y me invitaron a que me dirigiera allí, lo hice y me contestaron que contactase en Orense con un veterinario, que después fue secretario del Partido, una persona excelente y un gran orador, un gran organizador. A través de él, Avelino Álvarez, me hice comunista y después fui el organizador del Partido en toda aquella comarca. Tenía entonces diecisiete años. Esto fue ya en el 31, al socaire de esa etapa en la que ingresaron gente como Irene y Cesar Falcón y otros intelectuales, que se hicieron del partido porque se cansaban de ver que el gobierno socialista tenía muchos defectos, que no se resolvían los problemas, que no se hacía la reforma agraria que era necesaria, que seguía habiendo mucho paro obrero.
Entonces no había todavía Partido Comunista organizado en la provincia de Orense, había un comité regional en Vigo, y me invitaron a que me dirigiera allí, lo hice y me contestaron que contactase en Orense con un veterinario, que después fue secretario del Partido, una persona excelente y un gran orador, un gran organizador. A través de él, Avelino Álvarez, me hice comunista y después fui el organizador del Partido en toda aquella comarca. Tenía entonces diecisiete años. Esto fue ya en el 31, al socaire de esa etapa en la que ingresaron gente como Irene y Cesar Falcón y otros intelectuales, que se hicieron del partido porque se cansaban de ver que el gobierno socialista tenía muchos defectos, que no se resolvían los problemas, que no se hacía la reforma agraria que era necesaria, que seguía habiendo mucho paro obrero.
Me hice comunista a partir de esas
coordenadas y empecé a organizar el Partido en mi pueblo, con los amigos y
compañeros de mi edad y a partir de ahí el Partido se empezó a extender por
toda la comarca. Tuvimos organizaciones en toda la zona aquella y hacíamos
propaganda, pintábamos paredes, repartíamos pasquines. Al principio no sabíamos
muy bien que íbamos a hacer en una comarca en la que el proletariado agrícola
era muy reducido. La gente tenía su propiedad, pero con el problema de la baja
del precio del vino y con las dificultades que había, eso nos daba elementos
para empezar. También la reducción del precio del ganado, que era un elemento
importante, y poco a poco fuimos adquiriendo conocimientos.
Al comienzo, cuando íbamos a los pueblos
la gente se reía de nosotros, a veces nos abucheaba, pero la tenacidad es un
factor esencial y en muchos pueblos donde antes nos abucheaban o nos tiraban
piedras, al poco tiempo lográbamos crear una célula del Partido y conseguimos
un ambiente favorable para nosotros. Éramos chicos jóvenes, majos, la gente
conocía a nuestros familiares y sabía que no éramos delincuentes, que éramos
gente trabajadora, que por el día estábamos en las viñas, en el campo, y que
por la noche nos quitábamos la tierra de los zapatos y nos íbamos a las aldeas
para explicar lo que había que hacer para luchar y demás. Así se creó aquel
Partido Comunista, que cuando empezó la guerra en el 36 tenía unos quinientos
militantes en toda la comarca.
Participamos en la solidaridad con la
revolución de Asturias en el año 34. Fue la primera vez que a mí me metieron en
la cárcel con otros compañeros, algunos comunistas, otros socialistas o
galleguistas. Estuvimos algún tiempo detenidos, aunque no nos llegaron a
procesar. Nuestra detención fue sin embargo un elemento muy importante, porque
la comarca reaccionó en solidaridad con nosotros y mucha gente que no nos
conocía venía a vernos a la cárcel y nos traían comida o garrafones de vino.
Una solidaridad impresionante, hasta tal punto que mi madre, que estaba muy
triste por mi detención, cuando fue a verme a la cárcel y vio que había tanta
gente que nos iba a visitar y nos llevaba cosas de comer y de beber, se sintió
impresionada y, claro, sintió un cierto orgullo de que su hijo y sus compañeros
hicieran esa movilización sin pretenderlo, simplemente por una reacción a favor
nuestro y en contra de las autoridades y de la fuerza pública.
Era cuando se preparaba la idea del
Frente Popular y cuando salimos de allí nos planteamos la tarea de extender el
Partido y de organizar el Frente Popular. En la mayoría de los pueblos
obtuvimos unos resultados importantes en las elecciones, aunque en el resto de
la provincia las ganó la derecha. En aquellos tiempos nosotros nos
transformamos ya en un punto de referencia para muchísima gente de los pueblos,
que nos trataban con creciente simpatía. Cuando hacíamos mítines asistía mucha
gente, porque los vecinos de los pueblos veían que todos éramos gentes como
ellos. También organizamos los sindicatos, primero la UGT, y luego, cuando
vimos que dadas las condiciones de la comarca había que prestar atención a los
campesinos, no simplemente a los obreros agrícolas, se creó en Orense la
Federación Campesina en abril del 36, a la que se afilió la mayor parte de la
población rural.
Con todo ello nos hicimos la fuerza
hegemónica políticamente de la comarca y por eso ganamos en muchos sitios las
elecciones que hubo el 16 de febrero del 36. Como allí anteriormente, el 13 de
abril del 31, había ganado la derecha en las municipales, al ganar el Frente
Popular se crearon comisiones gestoras en los ayuntamientos. En mi municipio
también se creó una gestora del Frente Popular. La mayoría del grupo éramos
nosotros, pero pensamos que poner un alcalde comunista era un poco extremo y
entonces propusimos un alcalde socialista, que era de izquierdas, un amigo
nuestro. Yo era el primer teniente de alcalde y creamos un ayuntamiento
realmente del Frente Popular que resolvió uno de los problemas más urgentes que
había en el pueblo.
En esos pueblos el problema más
importante para la gente era el reparto del consumo, una cuota que se pagaba
todos los trimestres y que, naturalmente, según quien hiciera el reparto
dependía mucho la cuota que le ponían los agentes a cada uno. Cuando gobernaban
los caciques, quienes pagaban el pato eran los pobres, la gente humilde, pero
al crear la junta del Frente Popular, vino el presupuesto municipal e hicimos
una gran batalla política de discusión y debate y nosotros propusimos dejar
exentos de consumo a toda la vecindad que no tuviese los ingresos adecuados
hasta un límite determinado. Primero tuvimos muchas dificultades con los
galleguistas, que estaban emparentados con la gente más burguesa, también con
algunos socialistas, que pensaban que de todas maneras a los que hubiesen
votado por la derecha era a los que había que cargarles el consumo.
Nosotros partimos de la base de que,
independientemente de por quién hubiesen votado, a la gente pobre había que
eximirla totalmente del consumo y el presupuesto municipal había que cargarlo
en las cinco o seis familias muy ricas que había, y a la clase media, digámoslo
así, dejarla con un poco menos de consumo del que tenían. Después de una
batalla dialéctica en el ayuntamiento con galleguistas y socialistas logramos
que triunfase nuestra tesis por mayoría democrática y se aplicó esa política.
Eso fue un acontecimiento sensacional, porque la gente humilde que había votado
por la derecha vio que nosotros no teníamos una política de venganza ni de
represión contra ellos, sino que éramos los que realmente defendíamos a los
pobres. Entonces nos hicimos sumamente populares y los comunistas éramos el
punto de referencia de la masa de la población.
Tras varias batallas políticas
importantes, como el 1° de mayo de aquel año, que organizamos una gran
manifestación que recorrió toda la provincia, en el 36 tuve que salir para
Madrid, porque recibí una carta del comité provincial de Orense diciendo que yo
había sido seleccionado para ir a la escuela leninista de Moscú, donde había
cursos de un año para cuadros del Partido. Pero como había triunfado el Frente
Popular, la dirección del Partido Comunista de España había decidido crear una
escuela de preparación de cuadros en Madrid, y los que estábamos seleccionados
para ir a Moscú pasábamos a ser participes de esa escuela, que estaba en el
barrio de Salamanca, en la calle Díaz Porlier.
Lo hablé con mi familia, con harto
sentimiento de dejarla sola, porque en ese momento en mi casa el único hombre
era yo, pero mi madre tuvo esa actitud que tienen las madres con los hijos, me
dijo: mira hijo, si esa es tu vocación hazlo, porque nosotras, aunque pasemos
dificultades, de todas maneras no nos vamos a morir de hambre, así que lo que
te pedimos es que no nos olvides, que te acuerdes de nosotras y tal. Y el 2 de
junio de 1936 salí en un autobús para Madrid, que llegó al otro día por la
mañana a la calle Piamonte, donde estaba la Casa del Pueblo y donde estaba la
redacción de Mundo Obrero, que era el punto de referencia. Empecé el cursillo,
pero duró solamente mes y medio, porque el 18 de julio empezó la guerra.
Santiago Álvarez
"Comunistas. (Memorias de lucha y de clandestinidad)"
Santiago Álvarez Gómez nació en San Miguel de Outeiro (Orense), el 11 de febrero de 1913 y falleció el 29 de abril de 2002.
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