La historia de Josep Figueras Solé, contada por su hija Adelina para Búscame en el ciclo de la vida.
Tres consejos para sobrevivir en el campo de Mauthausen:
No pensar en la familia, intentar
ahorrar fuerzas y rodearse de camaradas optimistas. Todo esto le aconsejo un preso socialista alemán a un
joven soldado republicano, Josep Figueras, de 22 años, a los pocos días de entrar
prisionero.
Además de seguir estos consejos,
Josep sobrevivió como él mismo contaba por otras razones: la gran ayuda y
solidaridad de sus compañeros republicanos que en momentos difíciles le
ayudaron a sobrevivir. Trabajar más en los Kommandos que en el campo
central donde el trabajo no era tan duro
y un gran espíritu de supervivencia. Se decía a si mismo que no podrían con él,
que viviría para contarlo y así fue.
Ésta es su historia:
De familia humilde payesa, nació el
9 de septiembre de 1918 en un pueblecito llamado Fontscaldes (Tarragona). Con
tan sólo 17 años ingresó en las JSU porque quería un mundo más justo, su ideal
era el comunismo. Después de hacerse voluntario y luchar en el frente de Aragón,
entró a Francia en febrero de 1939. El recibimiento de las autoridades
francesas le desanimó mucho y junto con la pérdida de la guerra, le causó una
gran tristeza. Pasó por los campos de Montlluís, Le Vernet-d'Ariège y Sepfonts,
se alistó obligado a las CTE, a la 22ª, destinada a fortificar la línea Maginot,
fue capturado per la Wehrmacht en junio del 1940, sintiéndose abandonado por el
ejército francés. Pasó a ser prisionero de guerra, con destino a los Stalags de
Sagan y Trier desde dónde junto con 775 republicanos españoles, de los cuales
sólo sobrevivieron 231, llegó a Mauthausen el 25 de Enero de 1941. Le asignaron
el número 4437, que tuvo que aprender de memoria en alemán. Trabajó en la cantera,
en el construcción del campo, etc.
Lo más duro para él fue tener que
soportar el hambre, peor que el frío o el trabajo, llegando a pesar solamente
37 kg, midiendo 1.75cm. Recibió muchos castigos, pero se sintió con fuerzas
para seguir adelante, pasando por los Kommandos de Brestein, Steyr y Passau, y también
estuvo en la enfermería del campo ruso, dónde murieron muchos prisioneros.
La liberación le pilló en Passau,
había pocos prisioneros y las autoridades alemanas movían a los prisioneros
hacia el sur. Josep tuvo miedo de que lo llevaran a los túneles de Ebensee y lo
mataran, por lo que junto con varios compañeros, aprovechando que sus
guardianes se aseaban, se escapó el día 5 de mayo de 1945 y estuvo por las montañas
escondido hasta el día 8 de mayo, cuando se enteró de que se había terminado la
guerra y de que por fin era libre, había sobrevivido al nazismo y podría
contarlo.
Estuvo viviendo en Paris desde la
liberación del campo hasta enero de 1949, cuando regresó a su casa por motivos
de salud, ya que le diagnosticaron una lesión cardiaca y le aconsejaron un clima más seco. Había
pasado 10 años de su vida en el exilio, 4 años y 4 meses prisionero. Tenía 31
años cuando regresó a Cataluña, y siguió trabajando de payés, eso le hacía
sentirse libre. Siempre se sintió republicano y fue fiel a las ideas por las
que había luchado, le gustaba contar su historia a todos los que se interesaban
por ella.
Josep no guardaba rencor, incluso
llegó a perdonar a los alemanes, ya que, si no perdonamos, decía estamos perdidos, siempre habrá guerras. Sin
duda, una gran generosidad de un ser humano que sufrió mucho y que deseaba que
nunca más se volviera a repetir.
Falleció el 28 de Mayo de 2010,
cuando hacía justo 65 años de la liberación. Envolvimos su féretro con la
bandera republicana por la que tanto luchó y sin duda volvería a hacerlo.
Adelina Figueras Montserrat
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