El
mono azul está ante vosotros. Dispuesto a encubrir vuestro cuerpo como la
palabra el pensamiento: para darle razón y sentido.
El
mono azul, aunque venga como caído del cielo, no está nunca en las nubes, ni de
ellas cae, sino que las sobrepasa o las elude como pájaro de esperanza.
El
mono azul es nuestro símbolo de viva felicidad. Es alegre porque sobrepasa,
como las nubes, el dolor y la muerte. Nosotros tenemos en el mono azul puestas
todas nuestras mejores esperanzas.
El
mono azul no es una imitación, es una creación del hombre. Es más humano que el
hombre desnudo –más verdadero– porque lo viste honradamente de su dignidad
última y primera: la del trabajo, la de la libertad, la de la justicia. El mono
azul verdaderamente humaniza al hombre.
El
mono azul, en la paz, significa la dignidad suprema del hombre: la del pueblo.
El mono azul, ahora en la guerra, representa la exaltación de esa dignidad
hasta el último extremo de la esperanza por el dolor, contra la muerte. Pues el
que envuelve su angustia y sufrimiento humano, luchando por la verdad, la
libertad, la dignidad del hombre nuevo, con el mono azul se hace símbolo vivo
de esperanza. Y el que da su vida por el mono azul, con el mono azul como
expresión humana de su cuerpo, como alma de su vida, de su verdad de hombre, de
su integridad total de pueblo, ése no tiene en el mono azul el sudario
desesperado de los muertos, sino la veste luminosa y humilde de una
inmortalidad definitiva, gloriosa: la de la libertad, la verdad y la justicia
de su pueblo: la del porvenir que le redime. En una palabra, la de la esperanza
en la plenitud entera y verdadera del hombre por un amor más fuerte que la
muerte.
El
mono azul ante vosotros viene a decir o a cantar vuestra lucha, vuestra guerra,
como lo que es, como una victoria. Viene a cantar victoria, aunque esta
victoria no llegue todavía a nosotros sin sangre.
Pronto
la esperamos; precisamente por la sangre; porque esta sangre viva de nuestro
pueblo, que manos fratricidas están vertiendo ante nuestros ojos, se está
empapando calladamente en vuestros vivos monos azules para traer a nuestros
ojos, humedecidos por la pena tanto como por la rabia de la venganza o por la
alegría de vencer, el olor, el sabor de la sangre misma que pone en nuestros
labios el secreto maravilloso y revelador de la verdad del pueblo que guerrea:
la más pura verdad de nuestra España. Nuestra, sólo nuestra: porque popular,
porque humana; porque libertadora, verdadera, justiciera. Nuestro pueblo,
nuestra España, está ahora escribiendo con sangre, como quisieron siempre sus
poetas, su verdadera vida, independiente, vencedora del destino mortal que la
acechaba, oculto y taimado, en emboscada criminal por traidoramente certera.
Pero no pudo ser. No se puede vencer al pueblo sin matar a España, más que
nunca viva […]. A nosotros, tocar en ojos, oídos, labios y descifrar el
lenguaje victorioso de esta sangre ignominiosamente vertida. A nosotros, tocar
en ojos, oídos, labios y corazón con la verdad divina de su hechizo. A
vosotros, monos azules, ejércitos de monos azules, pueblo veraz, libertador de
España, el enseñárnoslo.
Nuestro
mono azul, humilde y verdadero, salta y grita, en medio de la guerra y la
muerte, con vuestra voz viva, pueblos de España, para cantar victoria, digo,
con la enorme, infantil y pura alegría de vuestro vencer, gritando las palabras
revolucionarias, independientes, españolas por excelencia, gritando con la más
auténtica, humana, dolorosa alegría: ¡Libertad y Justicia!
José Bergamín
El Mono Azul. Hoja semanal de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura
José Bergamín
El Mono Azul. Hoja semanal de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura
Número 1 - Madrid, Agosto 1936
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