Esta es la historia de mi
bisabuelo y abuelo (padre e hijo), cuyos nombres eran José Ruiz Luque y Miguel
Ruiz Campos, respectivamente.
Mi abuelo Miguel se dedicaba a
la agricultura en su pueblo natal en el municipio de Pruna en Sevilla. Cuando
estalló la guerra tenia 22 años. Estaba afiliado en Partido Comunista y le
mandaron hacer guardia y a vigilar a los franquista que tenían prisioneros. Su
padre José estaba en el sindicato de la CNT. Su labor era la repartición de comida a los
más necesitados.
Al cabo de unos meses un falangista
del pueblo, vecino de Olvera en Cádiz, se dirigió con unas tropas franquistas
hacia Pruna para tomarla. Entraron al pueblo pegando
tiros y matando a todo el que se cruzaba. Desde ese momento todos los
republicanos salieron huyendo hacía a Málaga.
Mi abuelo Miguel se fue a Málaga
donde le esperaban los republicanos y se alistó en la caballería. En
cambio su padre se quedo en Pruna ya que tenía que repartir la comida no sólo
en su mismo pueblo sino en los pueblos de alrededores.
Estuvo defendiendo la Republica
en las provincias de Málaga, Granada, Almería y Jaén. En definitiva por casi
toda Andalucía.
Un día, a mediados del año 1937
lo mandaron a realizar una avanzadilla para reconocer el terreno en Málaga. No iba sólo, lo acompañaba otro
miliciano de su mismo pueblo. Entonces empezaron a oír tiros
y a su compañero lo hirieron en una pierna y cayó del caballo. Mi abuelo lo
cogió y lo subió al caballo y le dio una palmada en el lomo y el caballo se fue
para el campamento donde estaban todos
sus compañeros republicanos.
Seguidamente a mi abuelo lo
cogieron prisionero y lo llevaron a algún lugar de Málaga en el que estuvo un
corto tiempo y luego lo trasladaron a Guipúzcoa, concretamente a Rentería a un
campo de trabajo forzado.
Nada más llegar ya lo pusieron
a trabajar haciendo túneles y picando piedra desde que amanecía hasta que
anochecía. En los primeros días sus
compañeros le advirtieron que tenia que obedecer y si le decían que "esta piedra
es negra" tenía que decir que era negra aunque fuera blanca. Y mi abuelo respondía:
- ¿Y si dices la verdad, lo que realmente estas viendo, que pasará? Y los
compañeros le contestaron:
- Que te pegaran y torturaran hasta que consigan lo que
quieren que digas.
Mi abuelo contaba que la única
comida que le ponían era un chusco de pan muy duro y una lata de agua. Y por la noche dormían en el
suelo mojado encima de una saco vacio. Antes de que se fueran a
dormir mojaban el suelo a propósito para que estuvieran durmiendo sobre suelo
mojado.
Contaba mi abuelo que estando
picando piedra no te podías incorporar, si lo hacías te daban latigazos o te
pegaban golpes con la culata del fusil.
Estuvo 15 meses trabajando de
sol a sol con un chusco de pan y un poco de agua, con golpes diarios. Cuando conseguían dormirse
venían los guardianes y les echaban un cubo de agua encima.
Cada noche pasaban lista en los
barracones y separaban los más fuertes de los más débiles y los que estaban
enfermos.
Una noche mi abuelo escucho un
nombre y apellidos iguales que los de su hermano y pensó que lo habían
capturado y lo iban a matar. En ese momento no podía hacer nada para salvarlo,
se sintió muy mal y con mucha impotencia. No descubrió que no era su
hermano hasta que lo liberaron y se fue para Pruna. Vivió esos años prisionero
pensado que habían matado a su hermano.
Cada noche escuchaban los tiros
de los hombres que fusilaban. Mi abuelo siempre decía que los pirineos vascos
franceses están lleno de muertos republicanos. Su frase era: ¡hay mas muertos
que piedras!
Cada vez estaba más débil ya
que llevaba 15 meses soportando tantas torturas y trabajos forzados. Una noche al pasar lista
dijeron su nombre y pensó que ya era el fin de su vida. Pero los guardianes hicieron
dos filas, a unos cuantos los fusilaron y a los demás, entre ellos mi abuelo, los trasladaron a otro campo pero de exterminio. En ese campo estaban los que no
podían trabajar, los dejaban abandonados y con menos comida todavía. Con el
mismo chusco de pan pero para cuatro hombres. Allí en el campo de exterminio
coincidió con un paisano de su pueblo, más o menos de su edad y entre ellos se
cuidaban y se ayudan en lo que podían. Mi abuelo contaba que allí
resistió como pudo, -todos estaban enfermos- con piojos, pulgas etc.
Al final resistió en este
ultimo campo otros 15 meses. A mediados del año 1940 lo liberaron y volvió a su
pueblo.
Lo liberaron cuando Franco
dijo: "quién no tenga las manos llenas de sangre puede volver a su pueblo". Y
muchos lo creyeron y volvieron a sus pueblos pero en la entrada de sus pueblos
les esperaban unos cuantos falangistas. Algunos los mataban directamente y a
otros los dejaban entrar.
Por otro lado a su padre José
también lo cogieron y lo llevaron a la prisión del Puerto de Santa Maria. Allí
su sentencia fue de 12 años y un día. Estuvo casi 3 años encerrado y
cuando termino la guerra lo llevaron para su pueblo y a las pocas horas murió.
No lo reconocía ni su familia de los golpes que le había dado y vino sin un
diente.
Pudo contar que los guardianes le decían toda la comida que has
repartido ahora te la vas a comer tu de menos.
Isabel Asencio
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