Hay seres cuya vida se
asemeja
a la de esa polvorienta
bombilla
del cuarto inhabitado de la
casa:
de vez en vez un fogonazo, un
breve
resurgir amarillo acordonado
de fatiga
y de nuevo el silencio y el
olvido y lo oscuro.
Ella consume el tiempo
entre arrumbados trastos y
maletas deformes,
cacharros cuarteados,
abandono, pobreza;
vierte de tarde en tarde su
sonrisa pequeña
y luego, igual que un objeto
en las aguas, se hunde.
Hay seres cenicientos, que
viven poco, como
las bombillas de esos
rincones, pacen
el pasto macilento de la mala
fortuna,
se estremecen alguna vez ,
viven alguna vez,
se apagan en seguida, a
manera de decapitación,
y se van desusando despacio
entre un fraude apacible,
láconico, sombrío.
Miserables, consumen
su lento almuerzo, su
infinita cena
y tras un fogonazo postrero
se funden entre canas.
Felix Grande
Música amenazada, 1966
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