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2627. La última carta de Cayetano Redondo

Cayetano Redondo Aceña
(Segovia, 7 de agosto de 1888 - Madrid, 21 de mayo de 1940)


En la Prisión de Torrijos de Madrid, a las once de la noche del 20 de Mayo de 1940.

Queridísima esposa mía: A las nueve de la noche de hoy, lunes día 20 de Mayo de 1940, me comunican en esta Prisión de Torrijos que se aproximan las horas finales de mi vida. Estoy tan tranquilo como siempre, en cuanto a mi conciencia de que he procurado no causar daño a nadie y hacer todo el bien que he podido. Me tortura un dolor profundo, que es el de dejaros, a ti, valerosa y sufrida compañera de mi vida; a mi hija del alma Julita, a mis hijos Pepito y Mariano. Todos los minutos que me quedan los dedico con el pensamiento a vosotros y a mis hermanos y a sus esposas, a Micaela a Concha y a Benita, y a todos vosotros, y a mis buenos amigos Hoyos y Vicente.

Pronto os reuniréis todos en vida familiar y a ti, Asunción, te pido que tengas fortaleza de espíritu para ser la madre amantísima que fuiste siempre y la buena hermana de mis hermanos y de los tuyos.

Moriré dando un beso al retrato de Julita para que ella os lo dé a todos vosotros, a Mariano y a Pepe mis hijos adorados, cuando pueda, y a mis sobrinitos y os recomiendo que seáis valerosos en la adversidad, que viváis muy unidos y que penséis que mi alma, como la de mi inolvidable hijo Paquito, estará siempre a vuestro lado y os pedirá, como yo os lo pido ahora, que no guardéis odio ni rencor a nadie, que trabajéis para que Julita se eduque bien y sea feliz con todos vosotros, que así lo deseo y lo pienso yo también, y con ello soy feliz.

No os dejo más que mi pobreza, que es consecuencia de mi vida de trabajador honrado. Saludad a mis amigos, Don Mariano Berdejo; a Don Aurelio Regúlez manifestadle toda mi gratitud y dadle a leer esta última carta mía, con la súplica que os ayude si es posible facilitándoos trabajo para que podáis vivir decorosamente. Siento no poder abrazar a Don Aurelio y a los demás amigos.

A mis hermanos Mariano y Julián les pido con todo el corazón que sigan queriendo a Julita como se que la quieren, y que la ayuden, si les es posible, para que puedan vivir como merece, en unión de ti mi queridísima Asunción, de nuestros hijos y de todos vosotros.

Cuídate mucho Asunción; se fuerte para que podáis volver a la vida de nuestro hogar en el que fuimos felices y sufrimos junto a nuestros hijos.

Nada más. Todo mi cariño, toda mi alma queda entre vosotros y os acompañará a lo largo de vuestra vida.

Adios. Hasta siempre. Vuestro padre y esposo


Cayetano Redondo 


Afuera, por detrás en el doblez dice: A mi esposa Asunción Martín Tapia y a mi hija Julita Redondo Martín. Para entregar a mis hijos o a mis hermanos Julián o Mariano Redondo.


Fuente: Madrid 1936





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