En el segundo universario de la
rebelión miilitar, los intelectuales españoles lanzaron el siguiente
manifiesto:
Hace dos años que varios grupos de militares, en cuyas manos
depositó el Estado las armas para la defensa de la nación, se levantaron con
ellas contra el Gobierno de la República Española. Pretendían imponer, con la
fuerza, normas políticas y sociales que no habían merecido el favor del voto
popular, y someter por la violencia al pueblo inerme, para despojarle de los
derechos que habían conquistado honrada y pacíficamente en las urnas
electorales. Nosotros, hombres de ciencia, profesores, literatos, artistas
consagrados, por hábito y vocación, a las faenas de la inteligencia (en
la biblioteca, en las cátedras, en los laboratorios) ajenos a todo interés de
partido, prescindiendo de nuestras muy diversas ideologías políticas y
cumpliendo un estricto deber de ciudadanía, expresamos entonces nuestra más
firme y sincera adhesión al Gobierno de la República, auténtica y veraz
representación de la voluntad nacional.
Han pasado dos años, en cuyo transcurso, cuanto en un principio
nos parecía una simple sublevación militar, que podría trocarse en guerra
civil, no tardó en mostrársenos como un acto más grave. Los facciosos, no
contentos con volver hacia el pueblo las armas que al pueblo mismo habían
arrebatado, recabaron el apoyo militar de dos grandes potencias codiciosas
(Alemania e Italia) y de dos pueblos pequeños (Portugal y Marruecos)
mediatizados y serviles. ¿Fué un acto de madura y deliberada, traición?¿Fué
acaso un acto de inconsciencia inaudita y de monstruosa ceguera? Tal vez la
Historia nos responda algún día. El hecho incuestionable és que España está
invadida por el extranijero que hoy milita en las filas rebeldes bajo el
supérfluo disfraz de voluntarios, millares de soldados italianos y de
mercenarios marroquíes que el Estado Mayor de nuestros adversarios obedece
órdenes empresas de Hitler y de Mussolini, y que los crímenes de la aviación
facciosa, los viles asesinatos de niños, ancianos y mujeres, se perpetran con
aparatos de los ejércitos alemán e italiano, pilotados por aviadores de esos
ejércitos, mandados y dirigidos por los estados mayores de Alemania e Italia.
Tampoco puede hoy nadie poner en duda que, con la aquiescencia mal
disimulada de algunos gobernantes extranjeros, se está ensayando en nuestro
suelo y con la sangre de los maestros, una terrible guerra totalitaria, contra
todo sentimiento de piedad y de justicia, contra el derecho de gentes, contra
la paz del mundo, contra el género humano. Sabemos que ha aumentado enormemente
la fuerza material y el número de nuestros enemigos y que en mayor proporción
ha crecido la razón de nuestra protesta contra ellos y el heroísmo indomable de
nuestro pueblo; sabemos que cuanto hay de español en nuestra patria invadida,
no puede estar más que con nosotros, porque España, que padeció más de una vez,
como todos los pueblos, la traición de alguno de sus hijos, no ha sido nunca un
país de traidores.
En el segundo aniversario del comienzo obscuro y
desorientado de la guerra de España y ya con plena conciencia de cuanto en ella
significa, no dudamos de la victoria ni mucho menos de merecerla, y sin invocar
más título que el de españoles, enviamos nuestra adhesión más ferviente al
Gobierno de la República.
Firmamos:
Antonio
Machado
Facetas
de la actualidad española, La
Habana, agosto de 1938
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