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2665. ¿Era el maquis un instrumento del Partido Comunista?




La derrota de los republicanos en la Guerra Civil supuso el internamiento de los milicianos que atravesaron los Pirineos en improvisados campos de concentración en el suroeste francés. En el de Argelés-sur-Mer llegaron a estar confinados 80.000 republicanos españoles.


Los militantes del Partido Comunista de España (PCE) fueron los primeros en organizarse en el exilio francés. En agosto de 1940 ya existía en el campo de concentración de Argeles un comité del PCE integrado por Sixto Agudo, "Blanco", y Antonio Rosel, que empezaron a coordinarse con otros campos de refugiados.


La vorágine de la II Guerra Mundial atrapo a los exiliados españoles en Francia. La mayoría fueron utilizados como mano de obra barata para alemanes (que ocuparon el norte de Francia) y franceses (la "Francia Libre", régimen fascista colaborador de los nazis, que administro el sur del país).


Los comunistas españoles, como sus camaradas de otros países, estaban en un paréntesis de inactividad derivado del pacto de no agresión germano-soviético (23 de agosto de 1939). Sin embargo cuando en junio de 1941 el III Reich invadió la URSS, el PCE llevó a cabo un primer llamamiento desde Francia para la constitución de un bloque antifranquista con el objetivo de derrocar al dictador.


En el verano de 1942 el PCE logró constituir la UNE (Unión Nacional Española), nueva organización que defendía la unión de todos los partidos y sindicatos de fuera y dentro de España contra Franco, a excepción obviamente del partido fascista español, la Falange. El objetivo de la Unión Nacional era la restauración republicana y democrática. En la UNE participaron, al menos nominalmente, socialistas y libertarios, aunque siempre estuvo controlada por los comunistas. La Unión Nacional fue capaz de levantar en poco tiempo la Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE), una notable organización guerrillera. Los demás partidos, especialmente el PSOE (dividido entre los seguidores de Prieto y los de Negrín), se dedicaron a cuestionar a la UNE y a practicar una pasividad que se convertiría en la característica esencial de la oposición no comunista durante el franquismo.


La Resistencia antinazi en Francia se inició a finales de 1942. La lucha contra la Alemania nazi era, para los republicanos españoles en Francia, el prólogo de la liberación de España. La Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE), levantada por los comunistas, fue la fuerza de combate más importante organizada por los exiliados españoles. En la actualidad, los especialistas mantienen que el número de españoles que lucharon activamente en la Resistencia alcanzó los 10.000. Mas allá de la cifra, es innegable la importancia relativa de los exiliados españoles en la Resistencia francesa. En el verano de 1944, liberado el sur de Francia de nazis, el PCE opto por la vía armada como estrategia para derrocar al franquismo. "Nuestra perspectiva era provocar un levantamiento nacional.

Se podía llegar, en pequeños grupos, a todas las demás regiones y crear las condiciones para un auténtico levantamiento nacional". (Santiago Carrillo, destacado dirigente comunista y miembro desde 1946 del Buró Político del PCE).


La situación internacional parecía la adecuada: la Alemania nazi en franco retroceso en todos los frentes, un presidente estadounidense (Franklin Delano Roosevelt) decididamente antifascista y unos 7.000 guerrilleros españoles en el sur de Francia convencidos de que había que hacer algo para liberar España. La derrota del Eje era solo cuestión de tiempo y no dudaban de que británicos y franceses intervendrían a favor de los republicanos si se generaba en España una situación de conflicto.


Para el PCE supondría, además, apuntalar la hasta entonces estéril política de la Unión Nacional y tener una presencia importante en el futuro reparto de poder después de Franco. Pero la estrategia estaba condenada al fracaso dada la situación interna del país y el viraje del contexto internacional al final de la II Guerra Mundial.


La situación interior fue mal percibida por los dirigentes comunistas. El país para nada se hallaba en una situación prerrevolucionaria. Sin organizaciones políticas o cívicas capaces de movilizar a la población, con un ejército monolíticamente franquista, con miedo interiorizado en los sectores republicanos como consecuencia de la brutal represión franquista, con una creciente base social de apoyo a la dictadura y un rechazo generalizado a todo lo que supusiera la posibilidad de un nuevo enfrentamiento civil, la vía armada elegida por los comunistas era inviable. Tampoco se percibieron adecuadamente las modificaciones del contexto internacional. Hacia 1945 el anticomunismo de Franco comenzó a ganar adeptos entre las potencias democráticas y también se perfilaba claramente que para la Unión Soviética España quedaba fuera de su área de influencia.


La vía armada fue, pues, un fracaso, pero en aquellos momentos era lo único que podía hacerse, si es que se quería efectivamente hacer algo contra el franquismo. Socialistas, anarquistas y republicanos no secundaron el planteamiento armado. Su política fue la de limitarse a esperar una intervención de las potencias extranjeras, algo cada vez más improbable. Los dirigentes del PSOE de México y Francia, que se encontraron sin pretenderlo con dos importantes núcleos guerrilleros socialistas en Asturias y León, sólo tuvieron como objetivo que no llevaran a cabo acciones armadas, primero, y la forma de sacarlos de España, después.


Así, pues, a partir de 1944 el PCE dio las instrucciones pertinentes para que numerosas partidas de maquis o guerrilleros antifranquistas se fueran infiltrando en España. Entre sus objetivos estaba el organizar políticamente los territorios de huidos, pero también crearon agrupaciones guerrilleras en áreas sin apenas emboscados, y el ejemplo más relevante fue la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA).


En octubre de 1948 el Buró Político del PCE abandonó la estrategia de la lucha armada y la sustituyó por el "entrismo" en las instituciones de la dictadura, básicamente en las organizaciones de masas. Las elecciones sindicales de 1950 confirmarían las posibilidades de la nueva estrategia. Sin embargo, cabria la posibilidad de mantener algunos grupos armados de élite con el objetivo de proteger a los comités políticos. Esta confusión se mantuvo casi cuatro años. Por lo demás, pensar que los maquis pudieran abandonar las armas para dedicarse a la actividad política o a proteger a los políticos en su labor proselitista en los centros fabriles era una idea de ciencia-ficción. En 1949 las agrupaciones estaban en descomposición y cualquier intento de reorganización estaba condenado al fracaso. Las reacciones en las distintas agrupaciones fueron de distinto signo: la AGLA acepto las nuevas consignas, pero en Asturias se rechazaron con firmeza.

Es un tanto simplista considerar la guerrilla como un instrumento del PCE. Los comunistas impulsaron la guerrilla bajo la bandera de la Unión Nacional, de espíritu plural, antifascista y democrático (los panfletos de la guerrilla terminaban con "vivas a la República", "vivas al Gobierno Giral" y "vivas a la Unión Nacional") . Además, hay que insistir en la realidad plural de la guerrilla, al menos en la base, ya que en el monte existió un gran número de socialistas y anarquistas, aunque la mayoría correspondiera al PCE.


El punto mas censurable es el no haber acometido la evacuación de los guerrilleros cuando a partir de 1947 estaba claro que el horizonte de la muerte estaba escrito para todos ellos. Pero hay que decir que muchos guerrilleros tampoco quisieron ser evacuados. Se habituaron tanto a la montaña que prefirieron morir en ella. La complejidad del fenómeno era extraordinaria, pues no hubo una guerrilla, sino muchas.


Tampoco resulta comprensible el empeño del Partido Comunista en hacer invisible el movimiento guerrillero, en expulsarlo de su pasado. En su historia oficial, deviene en un acontecimiento marginal, y lo mismo ocurre en las memorias de algunos de sus principales impulsores: Santiago Carrillo, Dolores lbárruri o Enrique Lister.


12 preguntas sobre el maquis

La Biblioteca, 2003



Esta edición no venal, con fines pedagógicos y hecha para su distribución entre el alumnado del Instituto de Enseñanza Secundaria Pablo Serrano y el público asistente a las jornadas sobre el Maquis, rescatada, a celebrar en Andorra del 29 de abril al 9 de mayo de 2003, se acabó de imprimir visperas del 23 de abril, Dia de Aragón. 








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