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2730. ¿Siempre actuaron los maquis en el medio rural?

La resistencia antifranquista fue esencialmente una guerrilla rural. El monte permitía una mayor libertad de acción por la protección que brindaba la orografía abrupta y por su ubicación alejada de los centros urbanos importantes y de las zonas de acción, lo que propiciaba una escasa vigilancia de las fuerzas del orden.

Este mismo aislamiento protector se mostraba como una desventaja puesto que impedía cumplir satisfactoriamente con el principal objetivo guerrillero, la propaganda, la publicidad de la resistencia, su afán por darse a conocer. Este obstáculo se trató de evitar con el establecimiento de distintos movimientos de resistencia urbanos.

A partir de 1940, con el fin del periodo de los huidos, y durante la II Guerra Mundial se produjo un proceso de concienciación política. En esta época, en los campos de concentración franceses comenzó a formarse la clandestinidad antifranquista y surgieron pequeñas organizaciones que darían lugar a los grupos del interior hispano. La relación entre la guerrilla rural y la urbana será muy estrecha. El apoyo de la primera a la segunda será capital para su asentamiento.

Las acciones de desestabilización del régimen, de propaganda y de autoabastecimiento serán similares a las de la guerrilla rural, pero con algunas peculiaridades. Además de los golpes económicos -llamados por los libertarios catalanes expropiaciones- que se plasmaban en ataques a entidades bancarias, empresarios, militares, acaparadores y estraperlistas; y de las voladuras de torretas de alta tensión o transformadores, se producían atentados, tiroteos en las calles, sabotajes en fábricas, y se publicaban periódicos y octavillas propagandísticas que circulaban por la ciudad, donde estas acciones eran muy difíciles de silenciar por parte de las autoridades.

La guerrilla urbana se desarrolló en los núcleos de población más importantes del país, en Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, León y Granada, con diversas características y distinta suerte.

A Madrid llegarán miembros de la resistencia francesa ya desde 1944. La guerrilla en la capital será monopolizada por los comunistas, que crearon grupos de acción llamados los "Cazadores de la Ciudad". Desde 1945, con la llegada de José Vitini, las acciones se multiplicaron de forma virulenta. Los comunistas integrantes de estos grupos de acción sufrirán continuas detenciones y bajas. que desarticularon la organización comunista en diversas ocasiones, hasta que en 1947, se produjeron masivos fusilamientos que acabaron con ella. La guerrilla urbana madrileña tuvo una corta, pero intensa, existencia.

En Valencia actuaron algunos grupos de acción comunistas hasta 1946. Destacan José Corredor o Florián García, "Grande", que después terminaran en la resistencia rural, encuadrados en el AGLA. También los comunistas intentaron estructurar una resistencia armada en Bilbao a partir de 1945, con el envío de Victorio Vicuña, "Julio Oria", que estuvo en activo hasta 1946. En la ciudad de León, la resistencia urbana la llevo a cabo un solo hombre, Manuel Ramos Rueda, quien se multiplicó en sus acciones hasta llegar a constituir para las fuerzas del orden locales una auténtica pesadilla y para la población, una figura épica. Este hombre llego a editar un periódico, Lucha, y a materializar todo tipo de acciones guerrilleras cobijado por una tupida red de enlaces, hasta que en agosto de 1948 huyó a Francia. También en Granada hubo un intento de resistencia urbana, siendo formado el grupo de acción por cuatro hermanos anarquistas, los Quero Robles, "Los Quero", que permanecieron en activo desde 1941 hasta 1947.

Sobre la guerrilla urbana de Barcelona tenemos una mayor cantidad de información, debido, por un lado, a su mayor duración, y, por otro, a la existencia de más estudios pormenorizados.

La resistencia antifranquista en la Ciudad Condal fue monopolizada ya desde 1947 por los libertarios, en detrimento de los intentos organizativos comunistas. Después de 1940 se fueron tejiendo en la ciudad pequeñas redes solidarias de ayuda a los familiares de presos (las propias familias eran las encargadas de dar con los paraderos de los anarquistas dispersos tras la guerra). Personajes que después llegarán a ser tan legendarios como Joseph Lluis Facerías o Quico Sabaté comenzaron con los sabotajes, atentados y atracos, con la liberación de presos, con acciones de propaganda y reparto, en ocasiones, del botín entre los más necesitados, lo que con el tiempo forjará un referente mitológico ciudadano (la imagen del "buen bandido").

En marzo de 1947 se creó el Movimiento Libertario de Resistencia (MLR), que pretendía ser una rama militar del Movimiento Libertario Español. Desde ese mismo año se realizan atracos en las cercanías de Barcelona. Grupos anarquistas operan desde sus bases en L'Hospitalet y el Baix Llobregat. En 1948 las acciones se intensificaron.

Los grupos anarquistas se estructuraron alrededor del compromiso personal de sus miembros, sin órdenes ni jerarquías. Constituían núcleos de acción organizados en grupos de afinidad política y regional, autónomos, que desarrollaban la resistencia antifranquista, tanto en el ámbito cultural, personal, y social, como en la lucha armada en la calle. Buen ejemplo de esta lucha personal será Domingo Cavela, quien explicaba que permanecía en España para educar a su hija e impedir que Franco la "estropeara".

Igualmente digno de mención es el papel de los enlaces, y dentro de estos apoyos, de las mujeres, que sufrirán la soledad y el aislamiento tras caer presos sus compañeros. Fueron victimas de la represión franquista e incluso encontraron la muerte en acciones como la protagonizada por Paquita, mujer de Francisco Mario, quien en 1946, tras haber constatado que su marido con otros compañeros reunidos en un café cerca de su casa habían sido detenidos, se fue hasta allí e hizo estallar una granada que ella misma intro dujo en el local. Aparte de las expropiaciones se llevaron a cabo numerosos atentados de diverso tipo contra las cabezas visibles de la represión y del gobierno, y contra la clase burguesa franquista enriquecida por la victoria con el estraperlo y la especulación. Entre estas últimas acciones se encuentran los atracos de Facerías a burdeles conocidos de la Ciudad Condal, con los que se castigaba la doble moral imperante en el momento. La labor propagandística entre las clases populares era una parte fundamental de la actividad de estos grupos,que se concretaba no sólo en la publicidad de sus acciones, sino también en la confección de octavillas y periódicos.

Una de las características más significativas de la resistencia clandestina libertaria en Barcelona fue que perduró cuando la guerrilla rural había desaparecido en el resto de España. En 1952 el PCE ordena la evacuación de todos los guerrilleros. La CNT en Francia (Federica Montseny y el llamado grupo de Toulouse) ya había desautorizado las acciones anarquistas desde 1945-46. En contra de estas tesis, que esperaban que la ONU solucionara la situación española, se organizaron los grupos libertarios de resistencia catalanes, que sobrevivieron al resto de fenómenos del maquis español.

En 1955 Sabaté creó en Barcelona los Grupos Anarcosindicalistas junto con compañeros de acción del Movimiento Libertario Español. Desautorizados por la CNT en Francia, sus objetivos fueron crear bases y grupos de resistencia y generalizar las acciones lo más posible.

Facerías, que compaginó su vida clandestina con un trabajo de camarero, fue asesinado en Barcelona en 1957. Sabaté caerá en 1960. En los años sesenta lo hicieron los últimos resistentes, como Ramón Vila "Maroto" en 1963. El cansancio y la eliminación de guerrilleros, junto con el cambio de la política española, dejarán la resistencia sin aliento. Los pocos que quedaban redujeron sus acciones y un grupo de ellos, los "prudentes" se retiraron de la acción.

En cualquier caso, la actividad resistente libertaria en Barcelona persistió hasta la caída del régimen con la muerte de Franco en el 75, por la tenacidad de sus luchadores, el convencimiento de sus ideas y el entronque histórico del movimiento ácrata en la región.

Todo ello posibilitó la continuación de su acción revolucionaria en España incluso durante el periodo de máxima represión franquista.


12 preguntas sobre el maquis
La Biblioteca, 2003


Esta edición no venal, con fines pedagógicos y hecha para su distribución entre el alumnado del Instituto de Enseñanza Secundaria Pablo Serrano y el público asistente a las jornadas sobre el Maquis, rescatada, a celebrar en Andorra del 29 de abril al 9 de mayo de 2003, se acabó de imprimir vísperas del 23 de abril, Día de Aragón.










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