Blas de Otero (Bilbao, 15 de marzo de 1916 - Majadahonda. Madrid, 29 de junio de 1979) |
Ahora
voy
a contar la historia de mí vida
en
un abecedario ceniciento.
El
país de los ricos rodeando mi cintura
y todo lo demás.
Escribo y callo.
Yo
nací de repente, no recuerdo
si
era sol o era lluvia o era jueves.
Manos
de lana me enredaran, madre.
Madeja
arrebatada de tus brazos
blancos,
hoy, me contemplo como un ciego,
oigo
tus pasos en la niebla, vienen
a
enhebrarme la vida destrozada.
Aquellos hombres
me abrasaron, hablo
del
hielo aquel de luto atormentado,
la
derrota del niño y su caligrafía
triste,
trémula flor desfigurada.
Madre, no me
mandes más a coger miedo
Y,
frío ante un pupitre con estampas.
Tú
enciendes la verdad como una lágrima,
dame
la mano, guárdame
en
tu armario de luna y de manteles.
Esto es Madrid,
me han dicho unas mujeres
arrodilladas
en sus delantales,
éste
es el sitio
donde
enterraron un gran ramo verde
y
donde está mi sangre reclinada.
Días de hambre,
escándalos de hambre,
misteriosas
sandalias
aliándose
a las sombras del romero
y el
laurel asesino. Escribo y callo.
Aquí junté la
letra a la palabra,
la
palabra al papel.
.........................Y
esto es París,
me dijeron los
ángeles, la gente
lo
repetía, esto es París. Peut-étre,
allí
sufrí las iras del espíritu
y tomé
ejemplo de la torre Eiffel.
Esta es la
historia de mi vida,
dije,
y tampoco era. Escribo y callo.
Blas
de Otero
Pido la paz y la palabra
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