Milicianos de Pasaia antes de partir hacia el frente. Fotografía www.antxo.com |
El Trintxerpe republicano: génesis de la denominada “quinta provincia gallega” en Euskadi1
“Veño, meu fillo, dun país sinxelo de homes a cada paso soñadores,
criaturas de man encalecida e a peito aberto, homes de mar que esculcan
horizontes, labregos investidos pola melancolía.” (Canto de anguria e de
esperanza para arrola-lo meu neno, Avilés de Taramancos)
Después de la Iª Guerra Mundial, el acelerado desarrollo de la pesca
industrial tanto en el Cantábrico como en el litoral Sur-Atlántico debido, bien
al rápido acceso a ricos caladeros y nutridos mercados, bien a estrategias de
los armadores que jugaban con las diversas condiciones sociolaborales
existentes en los distintos puertos, dio lugar al desplazamiento de muchos
marineros gallegos a localidades tanto del Norte, como Xixón, Santander,
Erandio y, sobre todo Pasaia, como del Sur, caso de Ayamonte, Huelva,
Algeciras, Málaga y, más que nada, Cádiz. Desde entonces, comenzaron a
constituirse en aquellos lugares colonias de pescadores gallegos, algunas de
ellas permanentes y sostenidas hasta hace bien poco.
Vamos a referirnos ahora a Pasaia2, localidad guipuzcoana próxima a
Donostia que, a partir de la Gran Guerra, sustituyó a la capital provincial
como escenario de una industria pesquera en acelerado desarrollo que, en dos
décadas, ya competía con Vigo por ser el mayor puerto pesquero del Estado
español y uno de los primeros de Europa3; con la particularidad de que la flota
de mayor porte y tonelaje dedicada al arrastre de altura amarraba, no en la
dársena de O Berbés, sino en los recientes muelles de La Herrera, gestionados
por la sociedad “Muelles y Almacenes para Vapores de Pesca S.A.”, la primera de
estas características que se constituyó en la costa española. Además, en 1926
se fundará la principal empresa dedicada a la pesca del bacalao en el Estado
español, la PYSBE, con domicilio, muelles y factoría en la otra orilla de la
Ría, en el Barrio Bizkaia de Pasai Donibane, junto al embarcadero de la MEIPI
que también recibía a las parejas que iban a la merluza en los bancos de La
Rochelle, el Petit Sole y el Grand Sole4. En conjunto, 127 bous y parejas de arrastre
y 6 grandes trawlers bacaladeros que superaban las 1.000 TRB, a los que había
que añadir los arrastreros procedentes de Xixón o de Vigo-Bouzas que amarraban
temporalmente en el puerto, componían la flota industrial pasaitarra en el año
1935; una flota que tripulaban en torno a 2.000 marineros, fogoneros y
patrones, acompañados como mínimo por otros 500 hombres y mujeres atareados en
los trabajos de tierra: rederos, pescadería, carga y descarga, secadero...5
Todo esto apareció casi de la nada en un período de veinte años, entre 1916
y 1936, en los que la demanda de personal para tripular los barcos fue continua
por parte de los armadores, que prefirieron contratar la nutrida mano de obra
barata, acostumbrada al mar desde muy temprana edad y bien disciplinada que
encontraban en las rías gallegas, antes que hacerlo en la pesca artesanal del
País Vasco, ya que los “arrantzales” y sus gremios en buena medida fueron
refractarios a los nuevos y destructivos sistemas de pesca6. De esta manera,
aparte de algunos guipuzcoanos del interior y de los pequeños colectivos de
pescadores procedentes de otros puertos del Cantábrico, la gran mayoría de las
tripulaciones de los bous y parejas arrastreros estuvo compuesta por marineros
gallegos, sobre todo de las Rías Baixas. Algo parecido ocurrió con los
bacaladeros de la PYSBE, aunque en ellos el porcentaje de tripulantes vascos
era semejante al de gallegos; la distribución, no obstante, lo decía todo: los
vascos ocupaban, fundamentalmente, los puestos de mando (capitanes, pilotos,
contramaestres....), mientras que los gallegos tenían que conformarse con los
oficios de fogoneros, paleros, rederos, tronchadores o saladores. En este caso,
también abundaron los marineros procedentes de la Ría de Ferrol y de todos los
puertos de la Península del Barbanza.
De manera acelerada, las pocas docenas de familias que habitaban aquel
terreno inculto a comienzos del siglo XX, ya se convirtieron a la altura de la
Guerra Civil en cinco mil habitantes, amontonados de manera precaria en un
semi-caos urbanístico plagado de bares con resonancias galaicas, sin viviendas
dignas y con todo tipo de problemas de salubridad. Se puede decir, en
consecuencia, que la gran mayoría de la población que vivía exclusivamente de
las faenas pesqueras y tenía origen gallego, sumaba a la explotación que sufría
en el inicio de los años veinte a bordo de los barcos pesqueros y que nadie
(incluida la prensa nacionalista de derechas) se preocupaba en negar, el
abandono en que las diversas administraciones la mantenían. Además, y por si
fuera poco, el periodismo confesional donostiarra enfatizaba que aquella era
“tierra pagana” sin evangelizar, que carecía de iglesia parroquial propiamente
dicha y presentaba una ínfima tasa del 7% de asistentes al precepto dominical7.
Paralelamente a la reputación de ateísmo con que la gente de iglesia, que
tanto abundaba en la comarca, obsequió de manera más o menos merecida a aquella
comunidad llegada de lejos, se iba desarrollando otro sambenito tanto o más
ofensivo a los ojos de la burguesía donostiarra, que no por nacionalista dejaba
de ser menos clerical y derechista: el de “rojos”, “bolcheviques”,
“anarquistas” o “comunistoides”. Unos roles, en definitiva, a los que pocas
veces se les tiene asociado a los gallegos y a las gallegas a lo largo de su
devenir histórico8. Nacía, pues, la “quinta provincia gallega” con unas
apreciables señales de identidad izquierdistas, ácratas y proletarias.
Quizás el primer aprendizaje, en aquellos últimos instantes de la Dictadura
de Primo de Rivera en los que el asociacionismo marinero de clase declinó en
Galicia, fue en los bacaladeros de la PYSBE, donde a veces embarcaban
proletarios socialistas residentes en el interior del País Vasco; estos, acostumbrados
a defender su dignidad como trabajadores en tierra, hacían lo mismo en el mar,
sirviendo de ejemplo a aquellos marineros gallegos educados en la sumisión9. El
caso es que, corriendo el año 1930, en pleno gobierno del General Berenguer, un
grupo de trabajadores del mar en el que figuraban socialistas, anarquistas y
comunistas, iniciaron los trámites para constituir un sindicato de pescadores,
enfrentándose al miedo inducido en los tripulantes por los años de mando en
plaza de la patronal. Tras alguna propaganda realizada entre los pescadores de
los arrastreros por parte de la Federación de Transportes de la UGT en el orto
republicano, la propia Federación Local de Sociedades Obreras de San Sebastián
todavía integrada en la central socialista, avaló el nacimiento del Sindicato
de Industria Pesquera y sus Derivados “La Unión Marítima” de Pasaia. En aquel
momento, se produjo una viva discusión entre los partidarios de federarse en la
UGT y los que preferían la adhesión a la CNT, ganando por un pequeño margen los
primeros10. Al poco tiempo, la secretaría de la agrupación será asumida por el
destacado militante comunista Juan Astigarrabía, futuro consejero de Obras
Públicas del Gobierno Vasco en plena Guerra Civil; mientras, el PCE comenzaba a
controlar paso a paso el comité de la Federación Local donostiarra en
detrimento de los cuadros obreros socialistas.
Finales de Abril de 1931: el sindicato (la función hace al órgano) presenta
nuevas bases de trabajo a los armadores para su discusión. Entre ellas figura
la solicitud de 300 pts./mes para los marineros del Grand Sole, descanso
equivalente a los domingos que se faenaban en el mar y una jornada que no fuese
superior a las 15 horas de trabajo. Muy pronto, la huelga de toda la flota de
arrastreros dio respuesta a la negativa patronal; los días pasan, el paro se
prolonga, el hambre hace su aparición. Los armadores maniobran: envían sus
“ganchos” a las villas marineras de Galicia (a Porto do Son, por ejemplo), para
reclutar marineros asociados en los Pósitos sin advertirles que van a sustituir
a sus compañeros parados; además, pretenden trasladar aparejos y pertrechos a
Guetaria, donde algunas parejas están dispuestas a faenar tripuladas por
esquiroles. Cuando los marineros gallegos recién contratados llegan a Pasaia,
se dan cuenta de la jugada y muchos retornan al pueblo del que salieran
engañados. Una noche, la del 26 de mayo, detienen a varios miembros de la
directiva del sindicato (entre ellos a Juan Méndez y a Francisco Cabezón) según
parece por quemar efectos de pesca y aparejos a punto de ser transportados a
Guetaria. Inmediatamente, Astigarrabía se desplaza a San Sebastián y parlamenta
con el gobernador Aldasoro para excarcelar a los detenidos; sin acuerdo, el
militante comunista parece ser que amenaza con liberarlos por la fuerza. Al
amanecer del día siguiente, mil quinientas personas, entre hombres, mujeres y
niños, aguardan en Pasai San Pedro a que el gobernador militar General Villa
Brille parlamente con algunos de los concentrados. Después de llamar “tozudos”
a los gallegos que son allí mayoría, el militar se retira y los manifestantes
se dirigen a Pasai Antxo, donde se les juntan otros tantos vecinos. Encabezan
la marcha dos pancartas; una pidiendo “Libertad para nuestros compañeros” y
otra reclamando “Pan para nuestros hijos”; entre Herrera y las cocheras de
tranvías de Donostia, sucesivos retenes de tropas cortan el tráfico de
automóviles y de transeúntes. En el primero, el oficial que manda la tropa (que
ya muestra la bayoneta calada) no se atreve a dar la orden de cargar contra las
mujeres y los niños que van delante y se cuelan entre los soldados por todos
los resquicios, mientras el resto de los manifestantes vitorea a los militares.
En el Alto de Vinagres, donde hay un nuevo piquete, ocurre otro tanto. Pero en
las cocheras, delante del reloj de Ategorrieta, está la Guardia Civil;
confiadas por la actitud de los soldados, las mujeres continúan avanzando,
seguidas por los hombres que llevan las manos levantadas en señal de pacífica
actitud. De repente, una corneta da la primera llamada de atención e,
inmediatamente, resuena una descarga cerrada; seis muertos y más de treinta
heridos quedan en el medio de la carretera y el resto de la muchedumbre escapa
presa del pánico. De los damnificados, la mitad de los muertos eran gallegos y
numerosos heridos llevaban apellidos comunes en las rías galaicas: Centeno,
Suárez, Novo, Barros....Con la oposición de socialistas y solidarios vascos y
el impulso de los comunistas y anarcosindicalistas, estalla la huelga general
durante tres días en Pasaia que es tan solo, a pesar del ascendiente del PCE
sobre el obrerismo donostiarra, parcial y momentánea en San Sebastián. El
Gobernador Aldasoro, antiguo abogado defensor de cenetistas, quizás pensando en
los gallegos, proclama: “....a aquellos que cometan coacciones se les tratará
con implacable rigor y los que son extraños al país serán enviados a sus
provincias respectivas”.
Los sucesos dejarán una huella bien visible en diversas localidades del
litoral gallego, pues muchos vecinos tenían familia en Pasaia y la
correspondencia remitida desde allí (alguna de ella “filtrada” al periódico
vigués “El Pueblo Gallego” o al semanario cenetista “Solidaridad Obrera” de A
Coruña) relató de manera descarnada los acontecimientos. Finalmente, las aguas
retornarán a su cauce después del brutal escarmiento; socialistas y comunistas
volverán a enfrentarse y, como resultado, la Federación Local de Sociedades
Obreras abandonará la UGT para integrarse en la central sindical auspiciada por
el PCE: la CGTU. Por su parte, los anarquistas acusarán de irresponsabilidad y
aventurerismo a los comunistas, por organizar la mencionada marcha bajo las
amenazas explícitas de las autoridades. Por lo menos, la huelga de los
pescadores terminará con la firma de unas nuevas bases de trabajo, donde se
recogían buena parte de las aspiraciones de los trabajadores del mar. Por
primera vez, y a costa del derramamiento de sangre, los pescadores demostrarán
su fuerza, de manera que el sindicato quedó consolidado y reconocido por los
armadores11.
"La Unión Marítima" versus "El avance marino"
Los enfrentamientos entre las diversas corrientes ideológicas operativas en
el interior de “La Unión Marítima”, continuaron en el período de tiempo
inmediato a la huelga de 1931. A lo largo del año siguiente, la Federación
Nacional de Industria Pesquera de la CNT, domiciliada en A Coruña, envió a sus
militantes más reconocidos a Pasaia para intentar la adhesión del colectivo;
así, tanto su secretario Manuel Montes como José Villaverde realizaron sendos
actos de propaganda en Pasai San Pedro, donde se criticó la mala gestión de las
bases de trabajo aprobadas en el verano de 1931, la utilización de los Jurados
Mixtos y el dispendio que se realizaba con los “liberados” sindicales, con muy
pocos resultados efectivos a decir de los anarcosindicalistas12. En ese
contexto, a finales del segundo año republicano va a tener lugar un referéndum
para decidir la integración del colectivo, bien en la UGT, bien en la CNT. En
aquel momento, el secretario de la Confederación Regional Galaica de la CNT,
José Villaverde, se mostraba confiado en el resultado de la consulta por el
notorio cambio de talante que se estaba registrando en la incesante emigración
galaica a Pasaia, debido a la llamativa expansión del anarcosindicalismo entre
las gentes de mar de múltiples localidades del litoral gallego: “La marcha
normal del plebiscito es favorable a la Confederación. Es una cosa lógica, ya
que la mayoría de los componentes de este Sindicato (se refiere Villaverde a La
Unión) son compañeros que ya trabajaron en nuestros Sindicatos de Galicia, y
por lo tanto poseen el carnet confederal”13. O sea, que muchos marineros
gallegos que emigraron a Pasaia en estos primeros tiempos republicanos,
atraídos por jornales más altos que los abonados en los puertos de Galiza14, lo
hicieron ya con una nueva conciencia de explotados muy alejada de aquella
antigua e indigna sumisión. De hecho, la motivación de algunos de ellos para
trasladarse a Trintxerpe era su negativa a tripular la mayoría de las parejas
de Vigo-Bouzas en las que andaban enrolados los miembros del sindicato amarillo
Agrupación Independiente de Trabajadores de la Industria Pesquera, alentado por
los armadores del puerto vigués luego de la derrota sufrida por el cenetista
Sindicato de Industria Pesquera, en la huelga y el lock-out acaecidos durante
la segunda mitad del año 193215.
Volviendo al mencionado referéndum, las cosas no salieron como Villaverde
aguardaba, a pesar de que en una votación a mano alzada y en otra mediante
papeletas, los partidarios de la CNT superaron a los de la UGT. Pero aconteció
que los comunistas, defensores de la abstención puesto que pretendían declarar
autónoma a La Unión, consiguieron que los abstencionistas fuesen considerados
los verdaderos vencedores, dándose el colectivo de baja en la UGT sin
integrarse en la Confederación. Al poco tiempo, esto provocó el abandono de los
libertarios y el acercamiento del sindicato a la CGTU, central a la que estará
vinculado hasta diciembre de 1935, fecha en la que retornará a la UGT junto con
el resto de los colectivos integrados en la Federación Local de Sociedades
Obreras de Donostia.
Por consiguiente, en el albor de 1933 se va a constituir el Sindicato de
Industria Pesquera y sus Derivados “El Avance Marino”, integrado en la CNT y
domiciliado en el entresuelo del número 13 de la calle Francisco Andonaegui de
Pasai San Pedro. Seguidamente, en febrero de aquel año el sindicato pidió la
entrada en la Federación Nacional de Industria Pesquera (FNIP) de la CNT,
declarando con motivo del Congreso de la mencionada organización celebrado en
el otoño, una afiliación de 599 pescadores, rederos, empleados en la Pescadería
y personal de la Factoría de la PYSBE16.
De cualquier forma, “El Avance Marino” fue minoritario en relación a “La
Unión Marítima” hasta el tramo final de la República, y sus inicios no
resultaron nada fáciles debido al boicot que sus afiliados debieron de soportar
por parte del sindicato comunista, que los consideraba “escisionistas”. Tampoco
la coyuntura sociopolítica ayudó, porque los anarcosindicalistas tuvieron
cerrado el local a la altura del mes de mayo de 1933, en represalia gubernativa
por haber participado en el movimiento de protesta impulsado por la
Confederación, para rechazar la ola represiva de la que era objeto por parte de
la administración republicana.
Con todo, ambos sindicatos, en los que los apellidos gallegos se alternaban
con los vascos en sus respectivos libros de socios con predominio de los
primeros17, no olvidaron la solidaridad con sus correligionarios que actuaban
en condiciones mucho peores en Galiza. Ya nos hemos referido en otro lugar a la
suscripción que hicieron 41 pescadores originarios del contorno de Corrubedo,
presumiblemente integrados en “El Avance Marino”, para liberar a dos miembros
destacados del Centro Cultural Obrero (CNT) de aquella desolada localidad
coruñesa18. Tampoco los marineros de la comarca del Barbanza afiliados a “La
Unión” pasaron por alto sus deberes solidarios, puesto que más de cien
pescadores procedentes de Ribeira e A Pobra do Caramiñal afincados en Pasaia
hicieron pública, en el transcurso de aquel año 1933, su protesta por las
persecuciones caciquiles perpetradas contra el periódico socialista “La Lucha”,
editado en A Pobra y del que eran, por cierto, suscriptores19.
Insistiendo en la misma temática y retornando otra vez a los
anarcosindicalistas pasaitarras, el portavoz de la FNIP “Mar y Tierra” dejó
constancia a lo largo de 1933 que las parejas de arrastre de Vigo-Bouzas
tripuladas por esquiroles, tuvieron bien complicada la descarga de sus caladas
de pescado en el muelle de La Herrera debido al boicot llevado a cabo por el
personal de tierra afiliado a “El Avance Marino”, en represalia por la actitud
de aquellos una vez terminada la mencionada huelga viguesa de 1932.
Conforme avanzaba la República y las derechas copaban el Gobierno al tiempo
que la intransigencia patronal provocaba el colapso de la actividad societaria,
la inquina fraticida entre los sindicatos disminuyó, de manera que en el año
1934 se va a conformar en Gipuzkoa una Alianza Obrera compuesta por el PSOE, la
UGT, el PCE, la CGTU y la CNT, representada casi en exclusiva por “El Avance Marino”20.
No participó el sindicato nacionalista STV, que ahora también estaba
representado en Pasaia por un colectivo de 450 afiliados entre pescadores y
descargadores, en su mayoría de origen euskaldún. En el instante de la
frustrada Revolución de Asturias, a comienzos del mes de octubre de aquel año,
la citada Alianza convocó en Pasaia una huelga general, desarrollada con
algunos incidentes. Como consecuencia de aquellos acontecimientos, tanto La
Unión como “El Avance Marino” estuvieron clausurados hasta el verano de
1935.
Cuando por fin pudo funcionar con normalidad, “El Avance Marino” conocerá
un notorio incremento tanto del número de afiliados, como de su influencia en
la industria. El ambiente de combatividad que precedió al Frente Popular
influyó, que duda cabe; pero también la presencia de un liberado muy
experimentado en la organización sindical y en el trato con la patronal llamado
Miguel González Inestal, tuvo algo que ver. De ascendencia salmantina y
residencia madrileña, González Inestal ya participara en la eclosión del
potente Sindicato de la Construcción de la capital española y en la
redacción del periódico “CNT”, formando parte igualmente del grupo “Los
Intransigentes”, perteneciente a la FAI21. En Pasaia, además de llevar la
secretaría del Sindicato con la ayuda de cuadros originarios de Galiza, como
Ramón Lestón, Andrés Ageitos, Eladio Aira, Ángel Barbeito, José Mª Calo o José
Sampedro, el salmantino ejerció como director del periódico mensual que,
editado a partir de noviembre de 1935, tomó idéntica denominación que la propia
agrupación sindical. Con una tirada de 1.000-1.500 ejemplares, distribuidos por
Pasaia, Orio, Zumaia, Mutriku, Lekeitio, Ondarru y Bermeo, “El Avance Marino”
contó con múltiples colaboradores de procedencia gallega e, incluso, en algún
momento publicó artículos en ese idioma22: rastreando en sus páginas,
encontramos las firmas del anarquista de A Pobra do Caramiñal afincado entonces
en Pasaia, Gumersindo Fernández Pardavila; del propio Ramón Lestón, fundador en
breve de las JJLL pasaitarras; de su hermano Melquíades, que escribía desde
Porto do Son o desde Xixón con el seudónimo de “Marino Ácrata”, de Domingo
Souto, del patrón L. Facal, de Ricardo Pardavila....
De la mano de González Inestal, la publicación incluso tomó a su cargo la
revitalización de la FNIP, prácticamente desaparecida desde la derrota de
Octubre de 1934, impulsando la celebración de un Congreso que la reorganizará
en profundidad. El Congreso, finalmente, tuvo lugar a inicios del mes de mayo
de 1936 en Zaragoza, coincidiendo con el de la propia central
anarcosindicalista. En su transcurso, “El Avance Marino” representó a 940
afiliados y afiliadas y, por primera vez, parecía tomar la delantera a “La
Unión Marítima”.
En realidad, la tasa de sindicación entre los trabajadores de la industria
pesquera de Pasaia fue muy alta (por encima del 75%) en la etapa del Frente
Popular, ya que a los asociados y asociadas en El Avance Marino, habría que
sumar los de “La Unión” (entre 650, 700 y 1.183, según las diversas fuentes),
STV (450 afiliados) y los del sindicato de patrones y maquinistas “La Polar”,
integrado en la UGT (en torno a 150-200 socios)23. La mayoría de ellos,
residían con sus familias en el rincón galaico de Trintxerpe, presentado por
una alborotada prensa católico-nacionalista como “el escándalo de Gipuzkoa” y
una posible futura “meca del soviet rojo”24, donde, según el portavoz de los
comunistas vascos “Euskadi Roja”, era público y notorio que el vecindario había
contribuido de manera entusiasta al triunfo de las candidaturas del Frente
Popular, en las votaciones celebradas el 16 de febrero de aquel desgraciado año
de 193625.
En los últimos meses de la República, Donostia y sus contornos vivieron una
conflictividad laboral muy poco habitual. Así, en el mes de mayo se paralizaron
los trabajos de remodelación del puerto de Pasaia, pararon los trabajadores y
trabajadoras de las Pescaderías de Donostia y Pasaia y se iniciaron las huelgas
de la construcción y del sector de la madera. En todas ellas, una novedad: para
alarma de la derecha nacionalista, al lado de la Alianza UGT-CNT, estuvieron en
esta ocasión los de la STV. Paralelamente, en Pasaia se pretendía por parte de
los pescadores ajustar las cuentas a un pasado de grandes fortunas, amasadas con
el trabajo inhumano y mal pagado de miles de hombres: después de diversas
asambleas, convocadas de manera unitaria por todas las opciones sindicales, se
aprobaron unas nuevas bases de trabajo muy avanzadas y se inició el proceso de
negociación con los armadores. Por aquel entonces, solicitaban los marineros
375 pts. al mes, con una gratificación de 50 pts. para los que iban a los
caladeros más lejanos, en razón de la subida de un 3% en los precios de las
subsistencias; Bolsín de Trabajo establecido y controlado por los sindicatos,
para terminar con los favoritismos y la especulación con el empleo; incremento
de las tripulaciones de los bous y de las parejas, para reducir las jornadas
laborales que estaban entre las 15 y las 18 horas; cumplimiento efectivo de los
descansos; un mes de vacaciones pagadas; mejora de las condiciones sanitarias,
de seguridad y de habitabilidad de los barcos...26
Después de un paréntesis de mes y medio en el que la patronal dio la
callada por respuesta, los marineros de los bous y las parejas de arrastre
decidieron tomar el camino de la huelga el 5 de junio, procurando el apoyo de
los sindicatos de la totalidad del litoral español. Cuando llevaban más de dos
semanas parados, se les juntaron los tripulantes de los trawlers y el personal
de tierra de la Factoría de Pasai Donibane perteneciente a la PYSBE, que
solicitaban unas mejoras similares, debiendo intervenir el Ejército para
descargar los barcos e impedir que el pescado se pudriera. A finales de junio,
cuando el hambre ya hacía acto de presencia por los hogares de Trintxerpe y
muchos marineros gallegos que no tenían responsabilidades familiares retornaran
a sus villas natales, el vocero comunista “Euskadi Roja” denunciaba que la
intransigencia patronal tenía como objetivo llevar la desesperación a las
familias de los pescadores, para luego repetir la jornada sangrienta de 1931 y
desprestigiar, de paso, al Frente Popular27. Fuese o no fuese así, el estallido
de la Guerra Civil dejó el conflicto sin resolución.
Epílogo
Los trabajadores y trabajadoras del mar de Trintxerpe no desmintieron su
historia en los primeros días de la contienda y movieron Roma con Santiago para
defenderse del golpe militar: primero hicieron una gran cantidad de “cócteles
Molotov” que utilizaron en los enfrentamientos que tuvieron lugar en Donostia;
luego, blindaron automóviles y camiones; sin vacilar, tomaron el mando del
torpedero de la Armada “Xauen”, que estaba amarrado en el puerto, y lo
emplearon para bombardear las posiciones de los sublevados en la capital
guipuzcoana; más tarde, se apuntaron con entusiasmo para el combate fronterizo
en las Peñas de Aya, aunque ninguno de ellos estaba habituado a la montaña, o
en la defensa de Irún. En la lucha murieron algunos militantes señalados, como
Ramón Lestón o José Cadabal; otros, pongamos por caso al redondelano Ángel
Barbeito o al rianxeiro Felipe Redondo, tomaron el camino del exilio francés al
terminar la Guerra Civil.
Finalmente, con la derrota, la reacción del vecindario mostró con claridad
dónde estaban sus simpatías: “Trintxerpe, cuando las tropas de Franco, al
frente de Beorlegui, entraron, se fue toda la gente y también se llevaron todos
los barcos....Por la calle solo se oía el maullar de los gatos que salían a los
balcones. El hecho de que la gente dejara Trintxerpe hay que tener en cuenta
que era un foco de CNT, FAI, tipo comunistoide, y de ahí la huída. Con el
tiempo fueron regresando”28.
Comenzaba la “longa noite de pedra”, según ajustada expresión del poeta de
Celanova Celso Emilio Ferreiro. Pero esa es otra historia.
PEREIRA, Dionisio: “El Trintxerpe republicano: génesis de la denominada
“quinta provincia gallega” en Euskadi”, Itsas Memoria. Revista de Estudios
Marítimos del País Vasco, 5, Untzi Museoa-Museo Naval, Donostia-San Sebastián,
2006, pp. 737-743.
_______________
1. La versión original de este ensayo, en idioma gallego, está incluida en
PEREIRA, D.: “Foulas e Ronseis (Retrincos para un Tratado do Mar dos Galegos)”,
Positivas, Santiago, 2005.
2. Hasta los años 10 del siglo pasado, el
Ayuntamiento de Pasaia estaba compuesto por tres distritos bien diferenciados,
emplazados en diferentes lugares de su intrincada ría: Pasai San Pedro, Pasai
Antxo y Pasai Donibane (San Juan). A partir de entonces, el poblado de
Trintxerpe surgió en un territorio de marismas y monte bajo, colindante con
Pasai San Pedro.
3. Colectivo Xerminal: “Crise económica e loitas sociais na
Galicia republicana: O conflicto pesqueiro vigués de 1932”, en AAVV: O
Movemento Obreiro en Galicia. Catro ensaios, Ed. Xerais, Vigo, 1990.
4. BARKHAM
HUXLEY, M. y LÓPEZ LOSA, E.: “Pasajes, puerto pesquero”, en AAVV: Pasaia.
Memoria histórica y perspectivas de futuro, Untzi Museoa-Museo Naval, Donostia,
1999.
5. Ver El Avance Marino, nº 3, enero de 1936. Otras fuentes señalan que,
en 1936, tenían a Pasaia como puerto base 160 barcos de pesca industrial,
pertenecientes a 52 armadores de aquel puerto y a otros cuatro de Zumaia, Xixón
y Vigo-Bouzas. Desglosadas por tipos, estas embarcaciones eran: 6 bacaladeros
de unas 1.200 tons., 20 bous de entre 140 y 300 tons., 82 parejas de vapor y 34
de motor de 30 a 150 tons. y 18 bacas y parejas sueltas de menos de 100 tons.
Ver PARDO, J.: “La flota de arrastre de Pasajes durante la guerra civil”, en
Pasaia. Memoria histórica y perspectivas de futuro, Untzi Museoa-Museo Naval,
Donostia, 1999.
6. BARKHAM HUXLEY, M. Y LÓPEZ LOSA, E.: Ibídem.
7. Ver el periódico
católico-nacionalista El Día, Donostia, 12 de enero de 1936; también OREJAS,
J.I.: “Breve historia del Sindicato de la Pesca de CNT `El Avance Marino´ de
Trincherpe-Pasajes de San Pedro. Guipúzcoa”, en CNT, nºs 184-185, julio-agosto
1995.
8. Excepto, quizás, en algunos momentos de la emigración a América. A
finales del siglo XIX y en el primer tercio del XX, también en el Brasil, en
Uruguay o en la Argentina, en determinadas ocasiones los gallegos fueron
sinónimo de gente tozuda y rebelde. Ver PÉREZ LEIRA, L. (coord.): O Galego
Soto. Líder da Patagonia Rebelde, Xerais, Vigo, 1998.
9. OREJAS, J.I.: op. cit.
10. Seguimos aquí el relato de uno de los fundadores del sindicato, el
anarquista Juan Méndez, publicado en El Avance Marino, Pasaia, nº 3, enero de
1936.
11. En el relato de la huelga de los pescadores y los trágicos sucesos
posteriores, empleamos las siguientes fuentes de información: El Pueblo
Gallego, Vigo, 28 de mayo de 1931 y 5 de junio de 1931. Solidaridad Obrera, A
Coruña, nº 26, 6 de junio de 1931. EGIDO, J.A.: Jesús Larrañaga, comunista y
abertzale, Ediciones Vosa, Madrid, 1994. OREJAS, J.I.: op. cit.
12. El sindicato tenía tres liberados, el presidente, el delegado y un
abogado, que cobraban, respectivamente, 400, 350 y 250 pesetas mensuales;
Solidaridad Obrera, A Coruña, 16 de enero de 1933. Ver también reseña del
Congreso de la Federación Nacional de Industria Pesquera en CNT, Madrid, 26 de
octubre de 1933.
13. Solidaridad Obrera, 16 de enero de 1933. Un buen ejemplo
de la gran movilidad de los pescadores gallegos, ahora sindicados, nos lo da el
caso (escogido de manera aleatoria) del marinero Manuel Alonso Mouriño de Porto
do Son (Coruña), cuyo carnet de la CNT refleja su paso por diversos puertos:
desde 1924 hasta 1930 en Coruña, afiliado al Sindicato de Industria Pesquera
“El Despertar Marítimo”; desde 1930 hasta 1933, primero en Vigo-Bouzas
integrado en el Sindicato de Industria Pesquera de aquella localidad y, luego,
en Cádiz, cotizando al sindicato de pescadores cenetista de la capital
gaditana; para terminar, entre 1933 y 1936 recala en Pasaia, donde milita en el
Sindicato de Industria Pesquera “El Avance Marino” de este puerto. Ver Archivo
Histórico Nacional, Sección Guerra Civil, Salamanca, Carpeta 116, Serie F,
Xixón.
14. Ya sabemos que los mariñeiros enrolados en los arrastreros de Pasaia
cobraban en torno a las 300 pts/mes, mientras que en Vigo, Coruña o Ferrol la
retribución no sobrepasaba las 240 pts. y en el puerto de Marín no superaba las
200. En Pasaia, no obstante, el precio de la vivienda y de las subsistencias
era muy superior al de los puertos gallegos y, además, era habitual que los
pescadores radicados en Trintxerpe tuvieran que sostener dos casas, una allí y
otra en su pueblo natal.
15. Colectivo Xerminal: Ibídem.
16. Solidaridad
Obrera, Coruña, 25 de febrero de 1933, CNT, Madrid, 9 de octubre de 1933. El
delegado de “El Avance Marino” en el citado Congreso, fué José Isidro Llovell.
17. Apuntaba a comienzos de enero de 1936 el periódico donostiarra El Día:
“Si bien es cierto que los arrantzales vascos se hallan en situación
minoritaria comparados con los pescadores vecinos de Galicia, no debe
desconocerse que no pocos euskaldunes –más de los que nosotros desearamos–
pertenecen a las organizaciones rojas”.
18. Ver PEREIRA, D.: “Sindicalistas e
Rebeldes. Anacos da historia do movemento obreiro na Galiza”, A Nosa Terra,
Vigo, 1998.
19. PEREIRA, D.: Ibídem.
20. El portavoz de la CNT de Gipuzkoa
“Aurrerá”, señalaba en su número correspondiente al 1º de Mayo de 2003: “Según
cuentan las crónicas, la presencia del movimiento libertario en Gipuzkoa vino
de la mano de la comunidad de pescadores gallegos que vivían en Trintxerpe”.
Según parece, en 1934 surgieron, además, algunos grupos confederales en
Rentería, Donostia, Deba y Tolosa; en esta última localidad residió el comité
de la primera Federación Comarcal de Gipuzkoa hasta su traslado en abril de
1935 a los locales de la calle Larramendi de Donostia, donde también va a estar
la redacción del periódico Crisol. Según algunas fuentes, la mencionada
Federación integraba unos 1.271 afiliados en octubre de 1935, de los que algo
más de 850 pertenecían al sindicato de Pasaia. Ver OREJAS, J.I.: op. cit. Como
comparación, diremos que STV era la primera fuerza sindical en la provincia con
cerca de 16.000 afiliados en julio de 1936, seguida por la UGT que agrupó en
aquellos días en torno a 10.000 socios, tras la integración de la CGTU. De
cualquier modo, la CNT de Donostia tuvo un importante aumento de sus efectivos
tras la victoria del Frente Popular, particularmente en el sector de la
construcción. Ver BARRUSO, P.: El movimiento obrero en Gipuzkoa durante a IIª
República, Diputación Foral de Gipuzkoa, 1996.
21. Ver ÍÑIGUEZ, M.: “Esbozo de una Enciclopedia histórica del anarquismo
español”, Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, Madrid, 2001.
22.
Véase XAU: “Tráxica Leición”, en El Avance Marino, nº 6, abril 1936. 23. Las
fuentes empleadas para esta descripción de la implantación sindical, son los
periódicos El Avance Marino, Frente Popular y El Día. Conviene decir, que el
último periódico recogió con cierto escepticismo los informes del sindicato “La
Unión” relativos a sus presuntos más de mil asociados. Además, los capitanes y
muchos pilotos que ejercían de patrones tenían su propia asociación
corporativa, la “Agrupación Náutica”, y algunos maquinistas formaban parte de
la “Asociación General de Maquinistas Navales”. Ver PARDO, J.: op. cit.
24. El Día, Donostia, 12 de enero de 1936.
25. Euskadi Roja, Donostia, 27 de
junio de 1936.
26. “Los Sindicatos de la Industria Pesquera de Pasajes a todos
los trabajadores, a la opinión pública”, Solidaridad, Coruña, 4 de julio de
1936. Ver también El Avance Marino, Pasaia, nº 6, abril 1936.
27. Euskadi Roja, Donostia, 27 de junio de 1936. En esos momentos, hubo
incluso quien corrió el bulo de que 400 marineros estaban dispuestos a
desplazarse desde Galiza, para ocupar los puestos a mayores que habría en los
barcos de aplicarse el aumento de tripulaciones solicitado. La patraña,
inventada con el objetivo de enfrentar a los pescadores vascos con los
gallegos, fue rápidamente desmentida por los anarcosindicalistas, enfatizando
que unos y otros convivían fraternalmente en el seno de todas las
organizaciones sindicales y, aún en el caso de que fuese cierta la noticia, los
presuntos “aproveitados” deberían aguardar su turno en el futuro Bolsín de
Trabajo. Ver El Avance Marino, nº 8, junio de 1936.
28. Testimonio de Francisco
Lasa, recogido en GARCÍA ORELLÁN, R. y BEOBIDE ARBURUA, J.: Hombres de
Terranova. La Pesca del Bacalao, 1926-2004, Pasaiako Portua-Puerto de Pasajes,
2004.
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