Entra en Madrid, faccioso que has vendido
al pueblo que hace siglos te alimenta;
ven y busca tu círculo y tu renta,
que es solo lo que aquí se te ha perdido.
Sueño fatal a párpado encendido
tuviste en julio, nube de tormenta,
delirio opaco, fantasía cruenta,
a noche negra, dientes y crujido.
Entra y escucha, observa y enloquece,
Madrid perfecto, en pie sobre Castilla;
mira cómo resiste y cómo crece.
Su vista daña; tu soberbia humilla.
¡Entra, traidor, y tapa contra el suelo
tu cara verde de vergüenza y duelo!
José Herrera Petere
Romancero
de la defensa de Madrid
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