Ana María Martínez Sagi, bien conocida de
los lectores de Crónica por sus ágiles reportajes, por sus
delicadas notas femeninas, ocupa el primer lugar de la actualidad deportiva en
Barcelona, en estos momentos. Ha sido nombrada directiva del Barcelona F.C.
Creo que es el primer caso en Barcelona, y probablemente en España, de que una
mujer vaya a compartir con los hombres las responsabilidades, los sinsabores,
las luchas heroicas, que lleva consigo la dirección de un club de fútbol. No sé
por qué ha de ser más difícil llevar el timón de una entidad futbolística que
cualquier otra. Pero resulta así. Un club de fútbol es un semillero de
pasiones, de desconfianzas, de recelos, de contiendas. Las pasiones se ponen al
rojo vivo con el menor pretexto. El socio de un club de fútbol propende a ver
mala fe, espíritu de lucro, incapacidad, en los mismos a quienes eligió para
desempeñar las funciones directivas. Por eso, cualquier asamblea de cualquier
club de fútbol español tiene los caracteres bélicos de «un partido
amistoso»...
El Barcelona F.C. no podía escapar a esta
ley general. Es más, había llegado a una situación insostenible por la
violencia con que jugaban las pasiones. No se podía seguir así ni un momento
más. Pero en la asamblea en que se puso en evidencia esta situación desesperada
no había manera de ponerse de acuerdo. Y se apeló a una solución extrema. Se
dio un voto de confianza a José Suñol y Garriga, gran prestigio deportivo, para
que designara él mismo la Directiva que entendiera podía normalizar la vida del
club. Y Suñol reunió unos nombres con tal acierto, que no hubo discusión acerca
de ellos. La Junta directiva así nombrada se aceptó por unanimidad.
Suñol es quien ha tenido el gesto de llevar
a una mujer a la Junta directiva del Barcelona. Y esta mujer ha sido Ana María
Martínez Sagi, que no sólo es una deportista notabilísima, sino una escritora
deportista que goza de gran crédito y que aportará al cargo para el que ha sido
designada una capacidad evidente, un admirable sentido práctico y una visión
certera de los asuntos sociales y deportivos.
Ana María Martínez Sagi pertenece al equipo
de La Rambla, el gran periódico, mitad político, mitad deportivo,
que ha conseguido el éxito más popular de estos últimos años. Su lema «sport y
ciudadanía» fué un acierto magnífico. Interesar en las cosas políticas a la juventud,
absorbida por el furor deportivo, fué una idea estupenda. Tanto, que a los
pocos números de la nueva publicación la juventud barcelonesa ponía en las
discusiones políticas el mismo apasionamiento que en las controversias
deportivas. En los grupos que se solían formar en la Rambla de Canaletas, al
finalizar los partidos de fútbol, se hablaba tanto de política como de deporte.
Y este milagro fué obra de La Rambla, de José Suñol y de los
redactores de su periódico.
Entre ellos, destacaba, con su recia
personalidad, Ana María Martínez Sagi, temperamento dinámico, desbordante, que
lo mismo enjareta un artículo político que juega al basquet, o nada, o rema;
que lo mismo redacta un reportaje que da una conferencia o redacta un oficio en
la oficina, o infunde ánimo al Club Femenino de Deportes...
Y Suñol, que conoce perfectamente las dotes
que adornan a su inteligente colaboradora, la ha llevado a la Directiva del
Barcelona.
Por sorpresa. Sin decirle nada. Ana María no
había pensado nunca en la posibilidad de figurar en la Junta directiva de un
club de fútbol. Había imaginado ocupar cargos, unos más importantes, otros de
menos categoría. Pero éste, no. Su primer impulso fué negarse a aceptar. Pero
entendiendo que la mujer no debe quedar al margen de las actividades sociales,
de las inquietudes ciudadanas, se decidió a aceptar.
¿Con qué proyectos? Según Ana María, con el
propósito de cumplir con su deber lo mejor posible, de trabajar, de
corresponder a la confianza que en ella se ha depositado... Y con el ánimo de
salir airosa de la dura prueba, para que se borre ese prejuicio que coloca a la
mujer en un lugar de subordinación.
Desde su nuevo cargo quiere trabajar por el
mejoramiento físico y moral de la mujer. Establecer clases de gimnasia para las
mujeres. Preparar a conciencia a las niñas que quieran cultivar el deporte, protegiéndolas
del peligro de actuar sin control. Organizar cursillos, conferencias,
excursiones; hacer una labor cultural eficaz en todos los momentos.,.
La experiencia es interesante. Y una mujer
de las condiciones de Ana María Martínez Sagi, intelectual y deportista, con
talento y actividad, con sentido práctico e idealista, puede proporcionar a su
sexo un triunfo resonante en una batalla decisiva.
Ahora, que los socios no le pierdan la
consideración debida en los «partidos amistosos» que suelen ser las
asambleas...
Braulio Solsona
Crónica, 26 de agosto de 1934
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