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3260. Maquis




Aquel pastor francés no nos quería...
Mas no por guerrilleros,
pues el pastor al nazi aborrecía.
Éramos sospechosos, forasteros,
nativos de otra tierra... Y él temía
por sus gordos corderos.
¡Aquel pastor francés no comprendía!

Aquel pastor francés no nos quería.
“hay muchos extranjeros
en Francia —se decía—
y vino el mal de ahí: de aventureros
que Francia hizo franceses un mal día
y la vendieron por treinta dineros”.
¡Aquel francés no distinguía!

Aquel pastor francés no nos quería.
Nunca, ni a precio de oro, nos vendía
uno de sus corderos.
“españoles en esta serranía,
yo me pregunto qué hacen —repetía—
¡Al fin aventureros!”
Aquel pastor, ¡qué mal nos conocía!

A otro “maquis”de aquella cercanía,
los nazis carniceros
atacaron con tanques a porfía.
Mozos franceses sin veteranía
sucumbieron lo mismo que corderos.
Ni uno solo escapó de la sangría.
¡Y el buen pastor francés lloró aquel día!
Dado lo bien que todo les salía,
los nazis en blindados altaneros
volvieron hacia nuestra crestería
sus rugientes aceros.
Y el pastor, cuando vio lo que subía,
“no queda español vivo”—se decía.
Aquel pastor, ¡qué mal nos conocía!


Celso Amieva







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