Soldados italianos bailando durante la Guerra de España. Museu d´Història de Catalunya |
Castilla,
tierra española,
región
de las grandes gestas,
donde
la vil batahola
de
sangre, fuego y metralla
se
estrellará por si sola
sobre
la inmensa, muralla
de
la grandeza española.
En
Castilla encontraréis,
ladrones
y usurpadores,
la
muerte que merecéis
extranjeros
invasores.
¿Qué
venís a hacer a España?
La
venís a destrozar;
mas
a toda esa calaña
España
sabrá frenar.
Vais
cometiendo ignominias,
invadiendo
todo el campo;
lo
hicisteis con Abisinia
y
ahora os entendéis con Franco.
Sabéis
que somos leones
que
empezamos a rugir
cuando
os tenemos ya cerca
dispuestos
a combatir.
Generales
sin nombre, sin entrañas,
soportan
y ayudan la invasión;
mas
no te aflijas tú por eso, noble España,
mientras
lata en mi pecho el corazón.
¡Maldito!
traidor de Queipo,
triunfará
la libertad
no
el extranjero invasor
y
de tu propia maldad.
Y
vosotros, hijos de esta noble España,
que
en contra de ella os prestáis a combatir,
¿no
os dais cuenta que Hitler os engaña
y
en esclavos os quiere convertir?
Y
hoy recuerdo con tristeza
que
hace dos años, día por día,
quisieron
hundir la España mía
y
abatir con engaños su cabeza.
Mas
ni engaños, ni tanques, ni cañones,
ni
los hombres que Mussolini envía,
mercancía
nefasta de ladrones,
podrán
hundirte a ti, España mía...
Pues
llenos de coraje y entereza
del
inmenso trigal de España entera
iremos
cortando la maleza
con
la mira puesta en la bandera.
Al
juzgarnos la historia en lo futuro,
vuestro
nombre maldito se verá,
y
en la impia frente el sello obscuro
de
traidores y asesinos grabará,
y
los hijos de la España verdadera,
libres
ya del extranjero yugo,
nunca
dejarán que la bandera
vuelva
a ensuciarla el hacha de un verdugo.
M.
G.
Capitán
La
voz del hogar cultural del Cuerpo de Seguridad de Madrid, 10 de agosto de 1938
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