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66. Pasionaria




María Torres / 11 Diciembre 2011

El 12 de noviembre de 1989, a los 94 años, fallecía Dolores Ibárruri, la mujer de la prosa apasionada, sensible y coherente. Admirada por unos y duramente criticada por otros, lo que no cabe duda es que fue un espíritu luchador en el que el coraje y la determinación sobresalieron de forma notable. Sus ideales, por los que batalló durante toda su vida, los mantuvo intactos hasta el momento de su muerte.

Símbolo de la resistencia de la España republicana, a su lucha política unió la lucha por los derechos de las mujeresya que “fuesen de la condición que fuesen, eran seres libres para elegir su destino”.

Ni se llamaba Dolores, ni tampoco Pasionaria, seudónimo que comenzó a utilizar en 1918 al firmar así en plena semana santa un artículo de El Minero Vizcaino. Se ha especulado mucho sobre las razones que la llevaron a elegirlo. Hay otra versión que argumenta que se inspiró en la resistente flor del mismo nombre que permanece siempre verde.

Su verdadero nombre era Isidora y nació el 9 de diciembre de 1895 en Gallarta, Vizcaya, en el seno de una familia de mineros, pobre, numerosa y marcada por el catolicismo. Su padre Antonio era artillero en la mina y su madre era una mujer castellana llamada Dolores. A los quince años tuvo que abandonar la escuela, a pesar de sus deseos de estudiar Magisterio, y comenzó a trabajar primero en un taller de costura y después en el servicio doméstico.

A  pesar de la oposición de sus padres, en 1916 se casó el socialista Julián Ruiz, y se traslada a vivir a Somorrostro, convirtiéndose en la mujer de un minero sometida a estrecheces y miserias: "Mi misión en la vida estaba cumplida. No podía ni debía aspirar a más, después de mi fracasado intento de ser maestra. El fin de la mujer, la única salida, su única aspiración, era el matrimonio, y la continuación de la vida triste, gris, penosa, esclava de nuestras madres, sin más ocupación que parir y criar”.

Ese mismo año nace su primera hija, Esther, quien muere muy pequeña. La situación financiera de la familia no es muy buena, y ésta se deteriora aún más cuando su marido es encarcelado después de haber participado en la huelga general de 1917.

Fue su marido quien la inicio en el marxismo, y este nuevo conocimiento la hizo cuestionarse su educación tradicional católica, al mismo tiempo que la ayudó a evadirse de la realidad de su vida: "Conocí la literatura marxista y este conocimiento fue para mí como una ventana abierta en mi conciencia hacia la vida. (...) Mi vieja fe católica iba quedando atrás, aunque resistiéndose, empeñada en dejar en lo hondo de la conciencia un regusto, una sombra, un temor, una duda. La lucha por el socialismo que no veía próximo, pero que empezaba a dar contenido y fundamento a mi vida, era la fuerza que me sostenía en las aplanadoras condiciones de nuestra existencia de parias".

Dolores asumió la doctrina marxista como una herramienta ideológica idónea para luchar a favor de la "liberación de la clase obrera" y comenzó la militancia que la acompañaría toda su vida. El 15 de abril de 1920 la agrupación socialista de Somorrostro, se suma a la fundación del Partido Comunista de España (PCE). Muy pronto Dolores destaca como líder indiscutible, sabe acercarse a la gente y se involucra con los trabajadores. Se encierra den el pozo con los mineros en huelga y se planta en la calle de un suburbio madrileño junto a vecinos desahuciados.

En 1930 es elegida miembro del Comité Central del partido, y acude como delegada al III Congreso del PCE. Se separa de su marido y se traslada a Madrid junto con sus dos hijos. Cuatro de los seis hijos que tuvo murieron a corta edad. Sólo sobrevivieron Amaya y Rubén. Este último falleció en la batalla de Stalingrado luchando contra los alemanes tras haber combatido en España con el V Regimiento.

En Madrid comienza a escribir en el diario Mundo Obrero y participa en el IV Congreso, donde es nombrada responsable de la formación de la Comisión Femenina del partido. Es detenida y encarcelada por tomar parte en mítines y por sus incendiarios artículos y discursos. Estuvo presa hasta enero de 1933, a excepción de una semana de libertad, tras la cual volvió a ser detenida.

Al estallar la Guerra despliega una actividad titánica: discursos, visitas al frente, viajes de propaganda republicana y aún encuentra tiempo paraproteger a los católicos de la represalia incontrolada de las masas. Es célebre la anécdota de cómo salvó a las monjas de un Convento, anécdota confirmada por testimonios de religiosas que fueron partícipes en los hechos. Una de ellas le escribió (cita del libro de Vázquez Montalbán, p. 159): "Me ha parecido que le agradaría a Ud saber, no sólo que su memoria perdura en el agradecido y amante recuerdo de las hermanas, sino en el cuadro de su patrona, la Virgen Dolorosa [que] tiene aún una inscripción al dorso que justifica su procedencia y una tarjeta de campaña con la efigie de Ud., también allí bajo la protección de Nuestra Madre del Cielo".

Cuando salió de la cárcel inicia una gran actividad: Organiza Pro Infancia Obrera y la Agrupación de Mujeres Antifascistas junto con Victoria Kent, Matilde Huici, Irene Falcón, Luisa Álvarez del Vayo, que desempeñaron un papel muy importante durante la Guerra Civil. Viaja por primera vez a Moscú, donde conoce a Jose Stalin.

Su activa participación en la revolución de Asturias de 1934 la obligó a vivir de forma clandestina para evitar la cárcel y en enero de 1936, cuando se hallaba de regreso de un viaje a Asturias, es encarcelada en Madrid. No fue puesta en libertad hasta el 6 de febrero en que es elegida diputada por Asturias. Entro al Parlamento en alpargatas.

En 1937 es elegida vicepresidenta de las Cortes y en 1939 coordina la emigración española a la URSS, y se traslada a aquel país hasta que asume la secretaria general del PCE en 1942 y marcha a Paris. Tenía entonces 50 años. Diez años después el destino fue la entonces llamada Checoslovaquia para transmitir desde allí Radio España Independiente y en 1960 presentó su dimisión ante el PCE.

Cuando muere el dictador Dolores tiene 80 años. Regresó a España el 13 de mayo de 1977, después de 38 años de exilio. Ocupó de nuevo el cargo de diputada por Asturias pero esta vez tan solo de manera simbólica. La Pasionaria ya había cumplido con su cometido.



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Vasca desde la raíz 
luchó como el viento del Cantábrico, 
amó a los mineros, a los obreros y campesinos; 
es resistente como el hierro de Gallarta y 
venerable como un roble de mi valle natal, Orozco. 

Blas de Otero










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