Córdoba 1936 (Foto: Robert Capa. © Magnum Photos) |
Villanueva de Córdoba. Un pueblo de Andalucía. Los señoritos sublevados, con fuerzas de la guardia civil. Julio. En la torre de la iglesia, una defensa y un ataque. En ella, además de armas, botellas y salchichones que partían en rajas diciendo a los leales con ademanes graciosos: esto vamos a hacer con vosotros (referencia).
Pero aconteció que fueron vencidos.
Y a los pocos días comía yo en el hospital de dicho pueblo, servido por las monjas, que siempre cuidaron allí a los enfermos, vestidas con sus hábitos de siempre.
—Se portaron bien y cuidan bien a enfermos y heridos— me dijeron.
—Se portaron bien y cuidan bien a enfermos y heridos— me dijeron.
El terror rojo.
*
Y en Montoro un miliciano de otro pueblo cordobés, me decía, también por el pasado agosto :
—Nos vencieron los fascistas. No teníamos armas. Algunas escopetas cargadas por la boca en su mayoría.
(Para continuar necesito hacer este paréntesis: En muchos pueblos andaluces, el sábado de Gloria se hacía en cada barrio un Judas: un muñeco de trapo, de tamaño natural, que se colgaba con una cuerda de balcón a balcón. Al repicar gloria las campanas del pueblo, los mozoa disparaban contra el Judas sus escopetas cargadas por la boca, y con las cargas de mala pólvora humosa, prendían al Judas fuego y caía ardiendo deshecho.)
—A los que cogieron los fusilaron con sus propias escopetas, que como tenían mala carga, porque no había otra, no mataban de pronto, sino como a los judas de semana santa.
(Malheridos y ardiendo, brincando de dolor, corriendo despavoridos mientras ardían y sangraban. Zarabanda de llamas y sangre y gritos.)
Yo no quiero creerlo. Y si me paro a pensar en ello, es que no puedo, no puedo creerlo.
Antonio Porras
Antonio Porras
Hora de España IV
Valencia, abril 1937
Valencia, abril 1937
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