Federica Montseny realizó un viaje de diez días por Andalucía
en el verano de 1932 (entre el 22 de julio y el 1 de agosto). Impartió diversas conferencias y mítines. La memoria de esos días quedó recogida en un pequeño libro: Federica Montseny en Andalucía. Verano de 1932
Pero algo marcó nuestro viaje con un
recuerdo inolvidable; el encuentro con dos campesinos en la provincia de Jaén,
que descendieron en la estación de Larva y con los que charlamos largamente,
buceando en sus almas y descubriendo con alegría en ellas, simples y oscuras
como son, un eco inmediato y ardiente de nuestras palabras.
¡Pobres mujiks
españoles, de enclenques tipos, de escuálidas mejillas! El uno, analfabeto en
absoluto; el otro, sabiendo aún deletrrear y escribir su nombre. Le hablábamos
con dulzura, con palabras sencillas, fáciles de comprender, iniciándoles ideas
de asimilación rápida, comparaciones entre su mísera situación, debiendo
emigrar a lejanas tierras acosados por el hambre, vendiendo siempre sus brazos,
produciéndolo todo con ellos, sin tener nunca nada. Les hablábamos de la
posibilidad de que las cosas fuesen mejor. Nos escuchaban con atención profunda
y nos contestaban con frases que revelaban inteligencia, inquietudes morales,
anhelos y rebeldías inconscientes. Les atiborramos de folletos, periódicos,
todo lo que llevábamos encima. Después les hemos mandado más, ya desde casa.
Al descender en la estación
de Larva nos saludaron con entusiasmo muchas veces, no dejando la estación
hasta que volvió a partir el tren, agitando sus gorrillas, sorprendidos y
deslumbrados por el encuentro y la charla tenida.
Les miraba con tanta ternura
y emoción en el alma que hasta sentía mis ojos humedecerse.
- Tienen materia para
charlar un mes seguido en el pueblo. Ya ves si puede hacerse labor en esta
España nuestra, en la que, en medio de la ignorancia y la miseria, florecen el
ideal y la revolución como nacen las flores en un estercolero.
¡Oh, en el poblacho le
esperaban los hijos descalzos, las mujeres flácidas, sucias, desarrapadas; las
cuevas abiertas en la roca, que tienen categoría de viviendas humanas y que
constituyen aldeas en esa Andalucía del Norte, hermana de las Hurdes
castellanas! ¿Cómo no rebelarse, cómo no hallar eco en estas almas, por obscuras
y embrutecidas que estén, nuestras palabras de amor y de redención; cómo no
impresionarles con nuestra ternura y tantas frases sencillas y nuevas dichas a
su oído?
Toda, toda la obra de la
revolución está ahí por hacer. Lo siento con vehemencia, con ímpetu, con todo
el fuego y la voluntad de mi alma.
Federica Montseny
Federica Montseny
Federica Montseny en Andalucía. Verano de
1932
Federica Montseny Mañé falleció en Toulouse, Francia, el 14 de enero de 1994
¡Qué grande Federica! Se me han saltado las lágrimas y el puño leyéndola. Salud!
ResponderEliminarAsí es Loam. Si quieres seguir llorando con esta mujer, te recomiendo que leas "El éxodo. Pasión y muerte de españoles en el exilio"
EliminarFederica fue una mujer silenciada, figura descataca del movimiento obrero, que llegó a ser ministra de Sanidad, madre de tres hijos y esposa del militante anarquista Germinal, que trabajó para crear hogares infantiles, comedores para embarazadas y centros “liberatorios” para prostitutas.
"Nos tocó vivir unos años trágicos, un momento de la Historia, en que los valores más grandes y más excelentes del ser humano fueron sumergidos en una ola de barbarie jamás vista hasta estas fechas. Lo que ha sido el paso del nazi-fascismo en los países que cayeron bajo su bota supera a todos los horrores de la Antigüedad y de la Edad Media. Muchos fueron sepultados, destruidos por esta erupción bélica sin precedentes. Otros hemos sobrevivido, a costa de sufrimientos, arrastrando y venciendo peligros apenas imaginables. Que nuestro testimonio sirva – ésta es nuestra esperanza – para que todo este horror, esa ignominia, no se repitan jamás, que no deban vivirla otras mujeres y otros hombre nunca más"
Gracias, compañera. Leeré el libro que me recomiendas.
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