José Rico, nieto de Pedro Rico Blanca, ejecutado en Torredonjimeno (Jaén) el 28 de octubre de 1942, ha querido compartir con nosotros la historia que transcribimos a continuación.
En el mes de julio de 1942 fueron detenidas en Torredonjimeno 14 personas por dedicarse al estraperlo. Su único crimen fue intentar buscarse la vida para dar de comer a sus hijos en tiempos donde el hambre campaba por toda la geografía española y donde solo trabajaban los afectos al régimen existente.
En el mes de julio de 1942 fueron detenidas en Torredonjimeno 14 personas por dedicarse al estraperlo. Su único crimen fue intentar buscarse la vida para dar de comer a sus hijos en tiempos donde el hambre campaba por toda la geografía española y donde solo trabajaban los afectos al régimen existente.
Por
desgracia en el mes de mayo de 1942 fue asesinado de forma vil y en presencia
de su familia el propietario y hacendado José Calabrús de la Fuente en el
cortijo del Fraile. La investigación de este crimen no daba resultados y las
autoridades toxirianas estaban encolerizadas presionando a las autoridades
militares que no encontraban a los culpables del crimen.
El
28 de octubre de 1942 el Juez Militar, teniente Jesús Cortés
Cortés ordenó de forma sorprendente y aleatoria que seis de los catorce detenidos
por estraperlo fueran conducidos desde la prisión provincial hasta la plaza del
pueblo donde fueron fusilados en un acto público ejemplarizante que provocara
el terror en la población izquierdista de Torredonjimeno, que fue obligada a
circular ante los cadáveres después de escuchar los aplausos y vivas a España
de las autoridades y derechistas del pueblo cuando estos desdichados cayeron
acribillados siendo totalmente inocentes del crimen del que se les acusaba y
después de sufrir durísimas torturas en la prisión provincial.
Todos
los fusilamientos de la posguerra en la ciudad de Jaén se hacían en las tapias
del cementerio de San Eufrasio y la decisión de fusilarlos en su pueblo natal,
acto totalmente inusual, nos lleva a entender la verdadera intencionalidad de
este crimen por parte de las autoridades fascistas; y no es otra que la
propagar el terror.
¿Quién
mató a José Calabrús de la Fuente? En mayo de 1943 la Guardia Civil detuvo en
Encinas Reales (Córdoba) a Francisco Milla Santiago “Simón”, miembro de la
laureada partida de maquis de Los Jubiles que confesó el crimen. Como vemos no
fue todo heroico en la lucha antifranquista de esta partida de “guerrilleros”
procedentes de Bujalance. Francisco Milla Santiago fue ejecutado el 9 de agosto
de 1944, demasiado tarde ya para los seis jóvenes fusilados en Torredonjimeno.
Los asesinados fueron:
Pedro
Rico Blanca de 32 años (mi abuelo).
Francisco
Cañada de la Cruz de 22 años.
Pedro
Jaén Arquillos de 30 años.
Manuel
Lozano Martos de 30 años.
Juan
Pérez Aguilera de 28 años.
Juan
José Gómez Hornos de 32 años.
Todos
ellos yacen aún en el patio primero del cementerio de Torrredonjimeno, en la
fosa común con el Código 2308701 del Mapa de Fosas de las Víctimas de la Guerra Civil y la Posguerra en Andalucía, elaborado por la Consejería de Cultura de la
Junta de Andalucía.
Autoridades franquistas, brazo en alto, en el balcón del Palacio Municipal de Torredonjimeno., tomada de El Blog de Cassia |
Las seis rúas de la plaza
Nuestras
vidas son seis calles
que
van a dar a la Plaza,
allí
nos desembocan,...
desde
nuestras casas,
cada
uno con sus andares
buscando
a quien nos cuente
lo
que pasó... o lo que pasa.
Nuestras
vidas son seis calles
que
van a dar a la Plaza,
que
es la vivienda diaria:
La
Muela, Rabadán,
Mesones,
San Pedro,
la
placeta Pablo Casals
y
la calle El Agua.
La
torre del reloj, cívica
cual
cura que colgó la sotana,
no
levantó más palmos que la sacra
torre
del campanario parroquiano:
su
reloj se declara fraudulento
por
simular exactitud con el tiempo,
tan
lejos de la verdad de la campana.
Nuestras
vidas son seis calles
viejas,
angostas y anchas, cuyos cauces
nos
llevan y nos traen vecinos
que
pasan, como nosotros, raudos
o
parsimoniosos, que con la vida
contratan
una incierta paga.
En
el centro invisible el agua mana
de
una fuente: los alcaldes mandaron
erigir
en medio de la plaza un surtidor,
de
agua risueña, a la que nadie mira,
ascendiendo
en columna fluida y espumosa,
como
monumento a la efímera constancia.
Vez
hubo en la plaza un cadalso
donde
ahorcaron a seis rebeldes,
y
todavía queda una infame pared
en
la que, siglos después, fusilaron
a
otros seis cuyo delito fue el hambre:
víctimas
de un estatal culto sanguinario.
La
vida es como la plaza que paseamos,
por
las calles andorreamos, vamos
a
veces con meta y otras sin propósito;
por
San Pedro, procesión; procesiones
de
Semana Santa, procesiones por dentro
de
cada vecino que atraviesa la Plaza.
Los
balcones del Cabildo y su Concejo
se
asoman a la Plaza sin otro remedio:
ven
que sigue el Casino en su esquina
y
el Regina quieto, tan duraderos,
a
veces extrañan que no pase tal vecino:
"Se
ha muerto" -sentencia alguno sabihondo.
Seis
son los afluentes de un exiguo caudal
por
las seis rúas vienen y van paisanos
y
hasta forasteros; a los que se mira
por
no reconocérselos. Si se trata de ser
cabales:
aquí estamos cumpliendo milenios.
Seis
fueron los ahorcados en mil
seiscientos
cincuenta y tantos,
en
la Plaza. A seis, en mil novecientos
cuarenta
y algo, allí los fusilaron.
Nos
llaman Torredonjimeno en los papeles
pero
en el secreto tenemos otro nombre:
"nosotros"
nos llamamos, a veces no siéndolo.
Manuel Fernández
Muchísimas gracias por mantener vivo el recuerdo de estas seis personas, entre ellas mi abuelo Pedro. Una de las miles historias trágicas que el durísimo régimen fascista trató de mantener en el olvido.
ResponderEliminarGracias a ti José, por haber compartido esta historia. Un abrazo.
Eliminarestos son los sucesos que defienden los que no quieren remover la historia para vergüenza del pueblo español , que mantiene abierta la brecha entre las dos Españas .
ResponderEliminarGracias, como ha dicho Jose Rico, por mantener vivo el recuerdo de estás seis personas. Gracias por mantener viva la historia muchas veces olvidada de Torredonjimeno.
ResponderEliminarMe llamo Fermín de José Jiménez, hijo de Dolores Jiménez,(ella vive) y nieto de Cipriana Lozano Martos, hermana de Manuel Lozano Martos, uno de los fusilados injustamente en la plaza de Torredonjimeno, dicho más fácil, el, era mi tio abuelo, no fueron los únicos fallecios, en esta familia durante la guerra, mi abuelo, Ferrmín Jiménez Villar, marido de Cipriana, murió luchando por la libertad y la república en el frente de Toledo, hay más historias, pero no hay espacio `para contarlas todas, muchas gracias por esta página, si necetitas mi correo, solo tienes que decirlo, y te lo envio por aquí, no hay que olvidar, nunca hay que olvidar, tengo dos nietas, y cuando sean capaces de entender, les contaré la historia, de nuevo gracias por la página
ResponderEliminarGracias por tu comentario Fermín. Nos interesa tu testimonio. Si quieres contarlo, aquí te dejamos una dirección de correo: buscameenelciclodelavida@gmail.com
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