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2779. Un río de sangre

Violeta Parra Sandoval
(San Fabián de Alico, 4 de octubre de 1917 - Santiago de Chile, 5 de febrero de 1967)


Señores y señoritas, 
en esta gran circunstancia 
voy a dejarles constancia 
de una traición infinita 
que consumó la maldita 
canalla del carnaval 
contra la fuerza leal 
y el cuerpo de cinco emblemas 
que vivían los problemas 
de la razón popular.

Así el mundo quedó en duelo 
y está llorando a porfía 
por Federico García 
con un doliente pañuelo; 
no pueden hallar consuelo 
las almas con tal hazaña. 
¡Qué luto para la España, 
qué vergüenza en el planeta 
de haber matado a un poeta 
nacido de sus entrañas!

Un río de sangre corre 
por los contornos del mundo 
y un grito surge iracundo 
de todas las altas torres. 
No habrá temporal que borre 
la mano de la injusticia 
que con crecida malicia 
profanó al negro Lumumba. 
Su cuerpo se halla en la tumba 
y su alma clama justicia.

Se oscurecieron los templos, 
las lunas y las centellas 
cuando apagaron la estrella 
más clara del firmamento. 
Callaron los instrumentos 
por la muerte de Zapata, 
sentencia la más ingrata 
que en México se contempla. 
Para lavar esta afrenta 
no hay agua en ninguna patria.

Dejando voy, pelegrina, 
mi llanto de rosa en rosa 
por Vicente Peñaloza 
de la nación Argentina. 
Banderas de popelina 
pa’ recoger tanta sangre, 
que ningún viento desgarren 
porque han de seguir flameando, 
pues Chile sigue llorando 
a Rodríguez y Recabarren.


Violeta Parra







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