Pero ¿qué están hablando esos
poetas de ahí de la palabra?
Siempre en discusiones de
modisto:
que si desceñida o apretada . .
.
que si la túnica o que si la
casaca…
La palabra es un ladrillo, ¿Me
oísteis?… ¿Me ha oído usted, Señor Arcipreste?
Un ladrillo. El ladrillo para
levantar la Torre… y la Torre
tiene que ser alta… alta, alta…
hasta que no pueda ser más
alta.
Hasta que llegue a la última
cornisa
de la última ventana
del último sol
y no pueda ser más alta.
Hasta que ya entonces no quede
más que un ladrillo solo,
el último ladrillo… la última
palabra,
Para tirárselo a Dios,
con la fuerza de la blasfemia o
de la plegaria…
Y romperle la frente… a ver si
dentro de su cráneo
está la Luz o está la Nada.
León Felipe
El ciervo, 1958
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