Juan Ramón Jiménez Mantecón (Moguer, 23 de diciembre de 1881 - San Juan de Puerto Rico, 29 de mayo de 1958 |
Unos vienen y otros van. Aquí clavan. Allí cantan.
Nadie
cuenta. Todos salvan a su modo la esperanza.
Pablo
temblé-dependiente, Pedro a puños jornalero,
Juan
que pese a su neurosis logra fijar unos versos.
Hay
que crear, hay que dar lo que se puede, avanzando,
sin
prisa, como Juan Goethe, y como tú, sin descanso,
día
a día, pena a pena, mortalmente trabajando
una
obra en la que al cabo quedaremos enterrados.
Todos
estamos en ello. Todos juntos conjugando,
Juan
si jota, gota a gota tercamente edificando.
Porque
a mil vidas perdidas, cien amigos fracasados,
diez
poetas y una amante, diste forma y diste estado,
porqué
tú, contra tí mismo, fuiste un poco más que un tú
encogido
y miserable, ardo en tu cáncer de luz.
Me
hablarán de tus defectos... ¿Qué me importa?
Considero
tu trabajo, y el que fuiste desaparece en tus versos.
Gabriel
Celaya, 1959
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