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3099. Lo que piensa hacer la República con los palacios de la monarquía




El Patrimonio de la República representa un tesoro incalculable 

Desaparecida la Monarquía española, los que fueron bienes de la Corona, o mejor dicho, Patrimonio Real, han pasado a ser Patrimonio de la República. Primero se hizo cargo de ellos una Comisión incautadora, hasta que en abril último ha quedado constituido el "Consejo de Administración del Patrimonio de la República", que depende también de la Dirección General de Propiedades. 

Son de muy diversa condición los bienes de la República y constituyen un tesoro tan fabuloso, que nadie se ha atrevido a valorar. Hay encerrados en los palacios objetos de valor inapreciable, que, sin duda, no tienen igual en el mundo. 


¿Cuáles son los bienes de la República? 

En lo que fue Real Sitio de El Pardo posee la República, además del Palacio Real, que contiene una valiosísima colección de tapices y muebles de la época, otros cuatro palacetes, que fueron en otro tiempo recreo de príncipes. Los nombres de La Quinta, El Chalet, La Casita y La Zarzuela, están ya incorporados a la Historia de España.La iglesia de El Pardo es también propiedad de la República y una considerable cantidad de casas, alquiladas en su mayor parte a los empleados del citado ex Real Sitio. 

En Aranjuez posee, además del Palacio, la llamada Casita del Labrador y los jardines famosos, una considerable extensión de terreno convertida en huerta y varias casas. 

En El Escorial, el Palacio de Felipe II, a más del Monasterio, Panteones y también algunas casas repartidas por la población.

En La Granja posee el Palacio y jardines en los que culmina el máximo afrancesamiento que representó el reinado de Felipe V.

Los pinares de San Ildefonso constituyen también para la República una considerable riqueza forestal.

En Sevilla disponían los reyes del Alcazar, los jardines y varias casas alquiladas a particulares. Como al implantarse la República el Gobierno provisional cedió el Alcázar al Ayuntamiento de aquella población, sólo han quedado incorporados al Patrimonio los jardines y las casas.

En Baleares cuenta con un Palacio y el famoso castillo de Bellver.

La parte del patrimonio sita en Madrid, que ya había sido disminuida durante la monarquía en beneficio del Estado y del Municipio, lo ha sido aún más al proclamarse la República, puesto que la Casa de Campo fue cedida al Ayuntamiento para recreo y expansión del pueblo de Madrid.

El palacio y el coto de Riofrío también son propiedad de la República, y aún no sabe el Consejo de Administración qué destino ha de darse a estas fincas. El verano anterior, por disposición del Gobierno se alojaron en el citado palacio varias colonias escolares.

En cuanto al coto de Gredos, en el que no existe palacio, sino simplemente un refugio, que servía de alojamiento al rey y a su séquito, parece seguro que se encargará de él el Patronato Nacional de Turismo a fin de que sea conocida aquella sierra que es uno de los lugares más pintorescos del mundo. 

El palacio de Oriente completa el cuadro de joyas artísticas patrimonio de la República española. 

Los palacios de Pedralbes, Miramar y La Magdalena, situados en Barcelona. San Sebastián y Santander, no han pertenecido nunca al Patrimonio Real, sino que eran propiedad particular del ex rey

El Estado español se Incautó de ellos, y en el palacio de Pedralbes, cedido a Barcelona, hay ya instalada una magnifica residencia de señoritas estudiantes.


Miles de millones en joyas de arte 

—¿Cuánto valdrán los bienes que constituyen el Patrimonio de la República? 

Pregunta es esta a la que nadie nos ha sabido contestar. Quizá pudiera llegarse a una tasación de las fincas rústicas, las casas y aun de los palacios, dejando a un lado, naturalmente, el valor moral, y ateniéndose sólo al valor intrínseco. 

¿Pero quién se atrevería a aventurar una cifra sobre lo que hay encerrado en estos palacios? ¿Qué precio se puede poner a una colección de Gobelinos, a los cuatro Stradivarius, a las quince Tablas de Juan de Flandes, al "Felipe de Borgoña" de Van der Veyden? Es de todo punto imposible, como es imposible también valorar hasta las alhajas cotizables. Repasando los inventarios se observa que figuran los objetos con diferentes tasaciones. Por ejemplo, un relicario cuajado de diamantes, aparece justipreciado el año 1910 en 124.000 pesetas; seis años después, en 262.000 pesetas, y todavía hay al margen una nota a lápiz que dice que ambos tasadores se han quedado cortos. 


El presidente del Consejo de Administración del Patrimonio de la República habla del empleo que se ha de dar a dichos bienes 

Inmediatamente después de proclamarse la República —dice el señor Bugeda— los bienes del que fue Patrimonio de la Corona pasaron a depender de la Dirección general de Propiedades, la cual nombró una Comisión incautadora, que cumplió a maravilla su cometido; pero dada la cuantía y diversidad de los bienes era menester disponer de un organismo más amplio y, a este fin, responde el recientemente nombrado Consejo de Administración del Patrimonio de la República, organismo dependiente de la Dirección general de Propiedades, compuesto de catorce consejeros, un presidente y un secretario, perteneciente al Cuerpo de Abogados del Estado.

El Consejo tiene actualmente como asesor general a don Manuel B, Cossio.

 —¿Qué labor inmediata se propone realizar este organismo? 

—Hasta ahora apenas ha tenido tiempo de otra cosa que de constituirse. De aquí en adelante acometerá la ímproba tarea de organizar en debida forma el tesoro inestimable que representa el Patrimonio de la República. 

—¿Qué piensa hacer el Consejo de los palacios reales? 

—Aun no está decidido plenamente. El Palacio Nacional, abierto ya al público, es casi seguro que se convierta en Museo. Es menester que todo el mundo, conozca el tesoro artístico encerrado en el ex regio alcázar. 

—Y el palacio de la Granja ¿Se va a convertir en residencia veraniega del Presidente?

—Sí, esto ya está decidido. Allí se instalará el Presidente de la República durante el verano y la Casa de Oficio servirá de alojamiento al personal civil y militar del Jefe del Estado. 

Hay que realizar en el citado palacio de la Granja importantes reformas, pues debido al incendio del año 18 y al estado de abandono en que lo tenían los ex reyes lo hemos encontrado, en una situación verdaderamente lamentable. 

—Y el palacio de Riofrío, ¿seguirá destinado al alojamiento de colonias escolares? 

—De eso aún no se ha tratado definitivamente. Con arreglo a la ley el Gobierno puede decidir sobre el destino que ha de darse a este palacio. Desde luego el Consejo de Administración vería con buena simpatía que se destinase como el año pasado, al alojamiento de estas colonias.

—¿Y en Aranjuez y El Pardo? 

—Lo más probable es que estos palacios se destinen al fomento del turismo. En el de El Pardo se podía crear un Museo del Tapiz; pero aún no está resuelto. Los palacetes es posible que se destinen a fines culturales. Desde luego el Consejo está decidido sostener la parte artística del Patrimonio con el rango que merece y a hacer que los tesoros de la República sean conocidos no sólo en toda España, sino en el mundo entero. 


La parte prosaica del Patrimonio 

—¿Qué harán ustedes con las pequeñas fincas, casas, huertas, etcétera, etcétera? 

—Desde luego explotarlas de manera racional, si es posible directamente Interesando a los obreros en la empresa y procurando sacar el mayor rendimiento posible, a fin de poder aumentar la retribución de los empleados del Patrimonio, que es en la actualidad muy escasa. 

A este fin hemos comenzado a revisar los arrendamientos de fincas rústicas y urbanas. El producto de las flores y frutos de Aranjuez también se destinará a mejorar la situación de los empleados. Nadie tiene idea de los sueldos miserables que venían cobrando los empleados de la antigua Casa Real. La República tiene intención de ser más generosa. 

—Claro — continúa el señor Bugeda— que tampoco producían antes las fincas lo que era justo. Los arrendatarios pagaban antes por huertas productivas y alquileres de casas relativamente buenas unas cantidades irrisorias. El Consejo de Administración tiende a poner en orden todo esto. 


La biblioteca 

—¿A qué piensa dedicar el Consejo la biblioteca del Palacio de Oriente? 

—Aun no está decidido; pero es posible que se dedique a altos estudios, pues evidentemente no es una biblioteca popular. Actualmente los bibliotecarios que nos ha enviado el Ministerio de Instrucción Pública se están dedicando a una intensa labor de catalogación, puesto que no estaba hecha. Es sin duda, después de la Nacional, la mejor biblioteca de España, Cuenta con más de trescientos mil volúmenes y las encuadenaciones constituyen verdaderas joyas. 

Allí se ve claramente toda la evolución de la encuadenación y hay libros que representan verdaderos tesoros. 


Un tesoro en frascos antiguos 

Otro tesoro representa la Farmacia de Palacio, además de una de las cosas más curiosas con que contará el futuro Museo de la República. 

Colocados en maravillosa anaquelería, se ven los más caprichosos tarros de transparente porcelana del Retiro, única colección que existe en España, junto a los de Talavera y otros de incalculable valor, procedentes de la antigua fábrica de cerámica de La Granja, Todos ostentan coronas, escudos de armas, leyendas y máximas.

Hay además plantas medicinales de  todas clases, y una habitación llamada "Cuarto de las quinas" ofrece al visitante curiosidades sin fin. 

De todo posee la República en este vastísimo patrimonio, que representa miles de millones. Desde palacios imperiales adornados de objetos preciosos, hasta huertas y casitas humildes repartidas por los que fueron sitios reales, y que rentan un insignificante puñado de pesetas al año. 


Desde el punto de vista turístico 

—En este respecto el Consejo aún no ha decidido nada. El señor Ramos, subsecretario de la Presidencia, que forma parte del Consejo como presidente del Patronato Nacional de Turismo, es el encargado de proponer al Consejo las Iniciativas que estime oportunas. 

El Consejo se reune con mucha frecuencia y todos sus miembros, con un desinterés y entusiasmo verdaderamente admirables, están dispuestos a laborar sin descanso por la buena administración de los bienes de la República. 


*


«La República podría preparar una ruta turística sin igual en el mundo»

Don Ramón del Valle-Inclán, nombrado conservador general del Patrimonio Artístico de España, sueña con hacer de los Reales Sitios una ruta turística sin igual en el mundo. Con su palabra cálida y maravillosa nos va descubriendo lo que él cree que debe hacer la República en el aspecto estético. 

—El Palacio de Oriente y los antiguos Sitios Reales —El Escorial, El Pardo, Aranjuez y La Granja— requieren una dirección atenta, no solo a conservarlos en su ser natural, sino a depurar y resaltar su significación histórica y artística. El Palacio de Oriente, repito, los Reales Sitios y los Alcázares de Toledo y Segovia pudieran constituir el núcleo turístico más significativo de España. ¡Y todo ello en un radio que no pasaría de 80 kilómetros!

—¿No seguirían adscritos los Alcázares de Toledo y Segovia a la función que hoy tienen? 

—¡Claro! —responde don Ramón—. Pero rescatados algunos salones, para decorarlos con tapicería, armas, muebles y cerámica de la época de los trastamaras. 

—¿Un poco en forma de museo? 

—Sí; pero bien entendido que en ningún caso habían de colocarse los objetos hacinados, dando la impresión de Exposición, sino procurando una impresión emocionada de lo que fueron nuestras artes suntuarias en aquella hora singular del genio español que cifró la trina influencia: cristiana, arábiga y caldea. A esta evocación que asigno a los Alcázares se une la máxima evocación de los ámbitos de Segovia y Toledo. El Escorial, calificada prenda de aquella jactancia imperial y austera con que se agigantó el alma nacional durante los Austrias, daría constancia de otro de los más significados momentos de la Historia de España, cuando la piedra berroqueña —la materia propia y germina de la arquitectura nacional— se define colmada de eternidad y de belleza hispánica. Paralelamente, la lengua de Castilla lograba su más alta expresión en el libro de «Los nombres de Dios». 

—Y , naturalmente, ¿El Pardo…?

—Con su severa arquitectura —ataja don Ramón—, en soledades de encinar y olivar, completa la evocación de aquel período austríaco que, con sagaz conocimiento, califica el cultísimo Azaña de «larga digresión». ¡Hora cesárea, enorme y colonial, más extranjera al sentimiento hispano que el imperial Gobierno de Roma! 

—¿Y los palacios de La Granja, Oriente y Aranjuez? 

—Estos, con sus perfiles de afrancesamiento y cortesana ceremonia, tan reveladores del cambio que nos trajeron los últimos reyes extranjeros, completarían la alta lección de lo que han sido las tres dinastías: Trastamaras, Austrias y Borbones. En La Granja culmina el máximo afrancesamiento, que representa el reinado de Felipe V . En el Palacio de Oriente, la conjunción de las influencias italiana y francesa, trascendidas a unidad por las sugerencias que fatalmente impuso el medio nacional. En Aranjuez habría de procurarse colmar de sentido histórico su gracia romántica, creando un museo evocador de aquel período que corre desde la abdicación de Carlos IV hasta el destierro de la Reina Gobernadora. Pudieran llevarse a este museo los cuadros de Bayeu, de López, de Esquivel, de Villamil, de Lucas y de tantos otros, repartidos en la actualidad sin discernimiento por las oficinas de Intendencia y oscuridades de sótanos y corredores. 

—¿Le parece a usted bien que en Riofrío se disponga alojamiento para colonias escolares? 

—No, de ningún modo. Sería echar a perder el Patrimonio, sin provecho para nadie. Pues ni aun los niños se encontrarían bien, ya que esos palacios se construyeron para un fin completamente distinto. Convertir los que fueron Sitios Reales en asilos, cantinas escolares, reformatorios y hospicios constituiría una barbaridad, solo comparable con la que se cometió en tiempos de Mendizábal convirtiendolas iglesias en cuarteles. ¡Se cubriría de oprobio el régimen republicano! En Riofrío se puede y se debe hacer un museo de cacerías. Sobra material y quedaría maravilloso solo con reunir allí una colección de armas —que la hay variada y numerosa—, tapices alusivos, trajes, etc., etc. 

Don Ramón queda un momento pensativo, sin dejar de acariciarse la barba, y poco después añade: 

—Sería de un efecto magnífico que dentro de poco, con motivo del aniversario de la Constitución, por ejemplo, se invitase a venir a España a algunos representantes de los pueblos de habla española. Para entonces ya debería estar dispuesta esta gran ruta turística que yo imagino, y estos pueblos quedarían maravillados al conocer el tesoro del país que les dio su lengua, su espíritu y su civilización. Pero si los que fueron Reales Sitios están llamados a convertirse en instituciones de caridad, mi ánimo se consterna, porque esto me parece un utilitarismo más repugnante que la furia destructora de Atila. Atila, llorón y humanitario, dedicado a las obras de misericordia.


Josefina Carabias
Ahora, 5 de Junio de 1932











1 comentario:

  1. Poco de esto sabia me voy he aprendido mas
    La política me encanta pero de España no se mucho mas

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