Madrid, noviembre de 1936. ©Archivo histórico del PCE |
Casi niños aun, bellos, serenos,
van cantando a la muerte estos, muchachos.
Y su irse desangrando poco a poco
tan sólo es comparable al de la aurora.
Cuando en el viento suenan, apagándose,
sus últimas canciones,
es entonces igual que si sus ojos
fueran preciosas flores pisoteada.
Así los corazones más hermosos
por la felicidad humana han muerto.
De los sangrientos campos españoles
llega, pura, a nosotros su llamada.
Jef Last
Ahora, 4 de marzo de 1937
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