Hay una muerte lenta que atraviesa
la vida lentamente, lentamente.
No es la traidora muerte de repente
que deja al ansía, aunque caída, ilesa.
¿La súbita del rayo? No, no es ésa,
es la que llega despaciosamente
como claror confusa del oriente:
trágica luz del rayo que no cesa.
Así, noche tras noche, sucumbiste
en medio de una España negra y triste,
como el toro en la plaza, como el toro.
La juventud de hoy, la de mañana,
forja otro cielo rojo, audaz, sonoro,
con un rayo de sol en la ventana.
Blas de Otero
Homenaje de los pueblos de España a Miguel Hernández, 1976
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